En un estudio de la UNIVERSIDAD PÚBLICA DE MISURI se descubrió en 2012, que las personas creyentes son más felices y cuentan con una mejor salud mental que las ateas o agnósticas, amén que ´cuanto mayor es el grado de participación en distintas actividades religiosas, menos posibilidades hay de caer en depresiones u otros problemas mentales´.
Por otra parte, en otro estudio, esta vez de la “RUSH UNIVERSITY MEDICAL CENTER” de Chicago, se afirmaba en sus conclusiones que ´la fe en Dios reduce los síntomas de la depresión clínica´.
Y esto no es ´catecismo´, sino ´cientifismo´. O por lo menos lo será hasta que otro estudio universitario demuestre lo contrario.
La pregunta ahora sería si esto sucede porque la fe cura o alivia la depresión o, más bien, es porque Dios escucha y ayuda a aquellos que se lo piden con fe.
Respuestas habrá para todos los gustos, pero lo que queda claro es que los datos objetivos aportados por dichas investigaciones, desmontan la campaña publicitaria financiada por diferentes colectivos ateos, basada en el eslogan:
“POSIBLEMENTE DIOS NO EXISTE; DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA DE LA VIDA”.
Lo coherente ahora, tras conocer los resultados de los estudios antes mencionados, sería cambiar esa frase por esta otra:
“POSIBLEMENTE DIOS NO EXISTE; DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA DE TU DEPRESIÓN”.