El otro día un amigo me preguntaba dónde pensaba yo que radica la clave del éxito de Twitter. Le respondí que -en mi humilde opinión- se debe a tres razones:
- 1º Es gratis, y como todo lo gratis posee un gran poder de convocatoria.
- 2º A la mayoría de la gente le cuesta leer, o no sabe, más de dos líneas seguidas.
- 3º A la mayoría de la gente le cuesta escribir, o no sabe, más de dos líneas seguidas.
Cómo echo de menos aquella época lejana, en la que, a pesar de tener bastante más trabajo que ahora, siempre disponíamos de tiempo para leer un buen libro, jugar una partida de ajedrez, o mantener una tertulia -sin reloj- con un amigo.
Sin prisas, sin ansias; con calma y por supuesto sin toquetear el maldito ´smartphone´ que no existía por aquel entonces.
Ahora, dicen que si no tienes una cuenta abierta en alguna de las redes sociales, no existes. Ojalá fuese así, pero desgraciadamente no lo es.
Porque lo cierto es que estamos todos fichados en esta agobiante e inquisidora sociedad de la información, hasta el punto que nuestro ´dossier´ personal sobrevive a la muerte física. Posiblemente sea por si ´eso´ de la ´resurrección de la carne´ al final fuera cierto, poder cobrarnos el IVA, por la carne añadida a los huesos, con efecto retroactivo al día de nuestra resurrección.
¡En su insaciable voracidad fiscal, capaces son!
En fin, para quitarnos el mal sabor de boca, después de hablar de tantas suciedades, escuchemos la canción del cantautor cristiano Martin Smith], titulada “ThereIs Always A Song” (“Siempre hay una canción”):