Sumisa, moldeable y prisionera

Objetivo mundial: convertir a la población en subnormal y esclava

Suicidios, autolesiones y depresiones han crecido exponencialmente desde que se lanzó el iPhone hace 16 años, se crease Androit, hace 15; Instagram, 13; Snapchat, 12; TikTok, 7,…

Objetivo mundial: convertir a la población en subnormal y esclava

Que el objetivo de las grandes tecnológicas es convertir en adicta de sus aplicaciones y redes sociales a toda la población mundial, y a través de esa dependencia enloquecerla hasta hacerla sumisa, moldeable y prisionera, es algo que pocos pensadores rechazan ya.

Por eso ha llamado positivamente la atención que el distrito escolar público (114 escuelas, 75 mil estudiantes) de Seattle (Estado de Washington, Estados Unidos) haya presentado una demanda colectiva contra las grandes tecnológicas, alegando que “son responsables de la crisis de salud mental entre los estudiantes”, y que ese deterioro “afecta directamente a la capacidad de las escuelas para llevar a cabo su misión educativa”. La demanda, efectuada el 6 de enero contra Alphabet Inc, Meta Platforms Inc, Snap Inc y ByteDance, propietaria de Tik Tok, ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, sostiene que esas compañías han diseñado a propósito sus productos para encadenar a los jóvenes a sus plataformas, creando una crisis de salud mental juvenil. “Los demandados -señala la denuncia- han explotado con éxito los cerebros vulnerables de los jóvenes, enganchando a millones de estudiantes de todo el país en circuitos de retroalimentación positiva de uso excesivo y abuso de las plataformas de redes sociales de los demandados”. “Los estudiantes con problemas de salud mental obtienen peores resultados, lo que obliga a las escuelas a tomar medidas como formar a los profesores para identificar y tratar estos síntomas, contratar personal capacitado y tener recursos adicionales para advertir a los estudiantes sobre los peligros de las redes sociales”, añade la demanda, que solicita sanciones contra esas tecnológicas y una indemnización por daños y perjuicios monetarios.

Suicidios, autolesiones y depresiones han crecido exponencialmente desde que se lanzó el iPhone hace 16 años, se crease Androit, hace 15; Instagram, 13; Snapchat, 12; TikTok, 7,…Este sunami de tecnologías, aplicaciones y redes sociales ha hechizado a los adolescentes hasta configurar una primera generación digital cargada de problemas psicológicos, carencias emocionales y desórdenes de conducta que no tiene precedentes en la historia.

En 2021, los legisladores estadounidenses acusaron al presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, de buscar mayores ganancias a costa de la salud mental de los niños, tras el testimonio de la denunciante, Frances Haugen, ingeniera y científica de datos que trabajó en Facebook y que declaró: “Lo que vi en Facebook una y otra vez fue que había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y Facebook, una y otra vez, optó por sus propios intereses, como ganar más dinero”. Y junto a Haugen, que aconsejó que “a Facebook hay que tratarla como a las tabaqueras”, nos lo advirtieron también Tristan Harris, ex director de ética de Google: “Los Gobiernos deben regular el comportamiento de todas estas empresas”; Guillaume Chaslot, ex programador de Youtube: “El algoritmo se usaba para gente vulnerable”, y Jaron Lanier, ex asesor de Google y Microsoft: “Esta mierda nos corrompe a todos”.

La avaricia, el afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas, es la clave. Lo fue con los refrescos de cola, “la chispa de la vida”, que tienen tanto azúcar que generan adicción y obesidad, y continuaron con los alimentos ultraprocesados, hasta convertir la obesidad mórbida en una enfermedad que, en según qué países, la sufren el 25, 30 y hasta el 40 por ciento de la población, merced al criminal lema marketiniano de “captúralos cuanto antes y los tendrás enganchados a comida/bebida basura toda su vida”, como ha escrito en una Tercera de ABC el catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y premio Gregorio Marañón de Medicina 2022, Miguel A. Martínez-Gonzáles, que añade que “el saldo son cuatro millones de muertes anuales por exceso de peso y un crecimiento rampante de patologías como la diabetes, que ya afecta a 537 millones de adultos y provoca más de seis millones de muertes al año”.

Pero volvamos a las pantallas, las aplicaciones y las redes sociales porque por eso no es casual que en todo el mundo desarrollado se diga que ha empeorado alarmantemente la salud mental de niños, jóvenes y no tan jóvenes, y paralelamente se pida, se exija, que aumenten las plantillas de sicólogos y psiquiatras en los centros de educación y en el sistema sanitario. Es empezar la casa por el tejado mientras no se ataque el problema de raíz. Conflicto que no se quiere abordar porque lo impiden una y otra vez el lobby de las tecnológicas, el santísimo y sacrosanto derecho a la libertad individual y el egoísmo y la imbecilidad de muchos e irresponsables progenitores hacia sus vástagos. No es por azar que el único país que ha tomado cartas en el asunto porque quiere, puede y le interesa es China, una dictadura que abre y cierra Internet cuando le conviene y que ha llegado a la (sabia) conclusión de que las redes sociales convierten en adictos y deficientes a su juventud. Y, naturalmente, tiene que protegerla.

¿Cuándo se tomarán en serio las autoridades este gravísimo problema, en el que la creciente potencia de los aparatos móviles, las aplicaciones y las redes sociales, auténticos disolventes, van parejas con el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) y los próximos implantes cocleares? ¿Acaso no es suficiente con salir a la calle y ver poseída a la gente con el mal llamado teléfono móvil, cuya pantalla ha sido diseñada para ser adictiva? ¿Sabía usted que muchos dueños de las compañías tecnológicas aludidas prohíben a sus hijos utilizar teléfonos móviles con aplicaciones?

La democracia liberal, además de la salud mental de los ciudadanos, también está en peligro con esas tecnologías.

JORGE DEL CORRAL Y DIEZ DEL CORRAL

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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