No sé qué es lo que le dará Moncloa a Facebook para que esconda cualquier publicación que hable mal de ´SU NARCISISTA SANCHIDAD´ y sus palmeros, o de los dogmas de fe la Agenda 2030; pero el caso es que no falla, cada vez que publico en FB algo en ese sentido, los ´likes´ no pasan de cincuenta, cuando de normal alcanzan más de doscientos. Y esos cincuenta corresponden a los ´amigos ´ que diariamente entran en mi ´muro´, sin esperar a que mi publicación la ´sitúe ´ Facebook en sus sección de noticias. En mi opinión, algo les tienen que haber dado u ofrecido.
Con cinco mil amigos en Facebook (FB no permite tener más), y cerca de mil trescientos seguidores, queda claro que ´algo´ están haciendo para que un servidor no le saque los colores al sátrapa. Y como ya me cuido muy mucho, midiendo las palabras e imágenes que publico, para evitar ser ´castigado cara a la pared´ durante un mes, sin poder publicar nada, amén de amenazas de cancelarme la cuenta, pues supongo que lo que hacen es ocultar, ladinamente, cualquier publicación que sea considerada cómo ´políticamente incorrecta´, o que atente contra el catecismo ´sanchista´; o que, simplemente, no sea lo suficientemente progre.
Los que gusten pueden leer mi artículo publicado ayer en PERIODISTA DIGITAL, ´San Valentín, el santo sin corona´, y compararlo con el que publiqué ese mismo día en mi muro de Facebook, que reproduzco a continuación, para que los cotejen y se den cuenta de hasta qué punto la censura y el amordazamiento han regresado desde que ´este tipo´ habita en palacios. Porque no se trata de lo qué he ´colgado´ en Facebook, sino de lo que podía haber publicado y me he callado para que los célebres algoritmos del ´feis´ no me silenciaran una vez más, o me enviasen a la ´cárcel de papel´.
Esta es la publicación ´light´, para un 14 de Febrero en Facebook. La imagen que figuraba, era la misma que encabeza mi escrito de hoy en PERIODISTA DIGITAL:
“14 DE FEBRERO”, por Antonio Gil-Terrón Puchades
Te he soñado a mi lado, con tus manos entre las mías. Te he soñado recostada sobre mi pecho, y creyéndote dormida, he acariciado tu pelo y te he dicho que te quería…, pero tú has callado, dejando el eco de mis palabras, resonando entre las sombras vacías.
Y así, una noche más, tendido sobre mi lecho, el silencio ha sido mi única compañía. Tan solo había sido un sueño; un equívoco sueño que me engañó mientras dormía.