¿Orgasmo, o golpe en la espinilla?

El dolor como defensa de la vida

Si al dolor le sumamos más dolor, el resultado será el placer

El dolor como defensa de la vida

Es curioso cómo una misma imagen, igual puede corresponder a la foto de una persona en pleno orgasmo, como a la foto de una persona a la que le acaba de caer, sobre sus partes íntimas, un tazón de café hirviendo. Igualdad de expresión, y tal vez de alarido. Tomen esta introducción como simple curiosidad, ya que poco tiene que ver con el tema que voy a tratar… Bueno, un ´poquito´, sí.

No se puede apreciar el Cielo si antes no se ha experimentado el Infierno. No se puede disfrutar plenamente del placer de comer si antes no se ha conocido el hambre.

No hay placer sin dolor, ni dolor sin placer. No se puede sentir placer si previamente no se ha sufrido el dolor de la carencia. Un ejemplo simple: el placer al comer se acentúa en base a la cantidad de hambre (dolor) que se tiene en ese momento. Así, cuanto más hambre (dolor) se tenga, mayor placer se alcanza al comer. A partir de ahí, si se intenta sumar al placer conseguido, más placer, es decir seguir comiendo, el placer se convertirá en dolor, en ese caso, de estómago. Así pues tendremos que: PLACER + PLACER = DOLOR.

Por el contrario, si al dolor le sumamos más dolor, el resultado será el placer. Es el caso de la extracción de una muela, o de una espina; o el de un masaje muscular cuando se tiene una contractura, o unas simples agujetas. La finalidad del dolor físico, no es hacernos sufrir, sino proteger al cuerpo que habitamos de aquel que puede ser su peor enemigo: NOSOTROS.

Cuando sentimos frío, es el cerebro mediante las sensaciones de placer y dolor, el que nos marca la distancia exacta a la que debemos situarnos del fuego. Sin estos estímulos de placer y dolor, el cuerpo no sobreviviría. Esto tan sencillo forma parte del diseño inteligente con el que fue creado el Universo, y del que el ser humano, por ende, forma parte.

Por cierto, no debemos olvidar que el Universo no ha estado siempre ahí, sino que surgió de ´la nada´ hace aproximadamente 13.835 millones de años, por mal que les sepa a los partidarios de la teoría de la Evolución, frente a los que defendemos el hecho de la Creación. Pero no nos desviemos del tema, y sigamos hablando del dolor como defensa de la vida

El dolor no existe más que en nuestro cerebro. Así cuando a un dolor muy intenso le sumamos más dolor, llega un momento en que -al hacerse este insoportable- el cerebro desconecta el sistema de protección y dejamos de sufrir. Esta técnica de ´reseteo´, se suele usar para desensibilizar antiguas lesiones que por un error “informático” de nuestro cerebro, ha creado un dolor crónico que ya no tiene sentido. Puedo decir que funcionar, funciona; literalmente.

Todas estas consideraciones son válidas a nivel físico corporal. Para el aspecto psíquico la cosa se complica, y bastante. Las ´cosas´ del alma son harto más complejas, por que cuando el alma llora, sin motivo ni causa aparente, ya podemos empezar a temblar. Pero de eso hablaremos otro día.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

Lo más leído