En plena paralización de la Administración de Justicia, a la ministra de justicia no se le ha ocurrido otra genial idea que irse a la Feria de abril de Sevilla, en días y horas laborables, vestida de lagarterana, y haciendo el mayor de los ridículos, tanto personal como profesional.
Uno pensaba que los ministros estaban para solucionar problemas, ya desde los tiempos de Felipe II, con la creación de los secretarios de despacho, germen de los actuales ministros y ministerios, como muy bien ha explicado y documentado don José Antonio Escudero, pero, por lo visto, en la España actual, los ministros, y sobre todo las ministras, están para lucir palmito, modelitos, comparecer con las tetas sin sujetador, “porque yo lo valgo”, en definitiva, demostrar que son ministras de cuota, pero no por su competencia personal y profesional.
En definitiva, ministras florero, aunque algunas son más bien cardos borriqueros.
Con honrosas excepciones, por supuesto.
Ya es completamente absurdo que hayamos pasado de los 13 ministerios de Rajoy a 17, en el primer gobierno de Sánchez, y a los 22 del segundo, y espero que último gobierno, del aspirante a dictador, y tirano en ciernes.
Tras la huelga de los letrados judiciales, antes secretarios, y la bajada de pantalones de la ministra, concediéndoles todo lo que pedían, viene la huelga de los funcionarios de la Administración de Justicia, como no podía ser menos, pues son los que, realmente, hacen el trabajo…
(He sido secretario interino o sustituto, en dos audiencias provinciales y tres juzgados distintos, y, la verdad, nunca había vivido tan bien como en esa temporada de mi vida).
Como fiscal y juez, también sustituto, tenía que tomar decisiones, defender el interés público en juicios, formular escritos de acusación, recursos, etc., o dictar autos y sentencias, pero como secretario, era un trabajo muy cómodo, aunque es cierto que tras la entrada en vigor de las reformas procesales, se han aumentado sus competencias, descargando de algunas responsabilidades a los jueces…
A cada cual, lo suyo.
Pero ceder ante los secretarios, ahora letrados, ha supuesto que los jueces y fiscales, y con razón, amenacen también con una huelga, pues su trabajo es más dificultoso, tienen que impulsar y resolver los asuntos, y, en definitivas, tomar decisiones, con las que consiguen enfrentarse –jurídicamente hablando- con las partes de los procesos.
Por si faltaba algo, los abogados del turno de oficio, que son multitud, amenazan también con una huelga, y no les falta razón, pues aunque sus retribuciones dependen de las comunidades autónomas, y por lo tanto no son homogéneas, ni mucho menos, en la mayoría de los “autosuyas”, cobran unos estipendios de miseria, que aseguran el más estricto cumplimiento del voto de pobreza…
Para intentar solucionar, o por lo menos remediar, estos problemas, que han colapsado la Administración de Justicia, a la “lagarterana”, digo a la ministra de justicia, no se le ocurre otra cosa que marcharse unos días laborales, repito, a la Feria de abril, a lucir palmito, pues, debe de pensar que lo primero es lo primero.
Y así es, en efecto.
Lo primero sería cesarla u obligarle a que dimita, y nombrar a una persona idónea para ocupar ese ministerio, tan necesario, incluso imprescindible, para asegurar nuestros derechos y libertades.
No quiero ser mal pensado, pero lo soy, por simples razones de edad y experiencia.
¿No será que al gobierno comunista que sufrimos no le interesa que la Justicia funcione…?
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor