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Pedro Sánchez, el Banco Mundial, y ‘el efecto mariposa’

El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York al cabo de dos meses

Pedro Sánchez, el Banco Mundial, PSOE y 'el efecto mariposa'

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A veces no somos conscientes de que cada pequeño e insignificante acto de los que diariamente realizamos, puede llegar a cambiar el curso, no solo de nuestras vidas, sino también el de la Historia de la Humanidad.

A veces un hecho tan intrascendente como tomar un tren, o perderlo porque el taxi que nos lleva a la estación ha sufrido un pinchazo casual, puede significar la diferencia entre vivir o morir. Veamos.

Supongamos que nos hallamos en el año 1839, y vemos subir a un tren, en brazos de su madre, a un niño de dos años de edad; a mitad del recorrido dicho tren se sale en una curva y descarrila, falleciendo todos los pasajeros.

Ese niño que fallece en el accidente ferroviario, se llama Alois Hitler, y la razón del viaje emprendido por su madre era la de visitar un familiar enfermo, el cual se había intoxicado al comer de un guiso que contenía una seta venenosa, que por error había cogido en el monte un vecino miope, al que su hijo pequeño, el día anterior, le había roto las gafas de vista accidentalmente.

Pues bien, el niño de la historia que hubiese fallecido en el hipotético accidente ferroviario, Alois Hitler, fue posteriormente el progenitor de otro niño al que le pusieron por nombre Adolf.

Si nuestra historia hubiese sucedido realmente, Adolf Hitler no hubiese nacido, y posiblemente la reciente Historia de la Humanidad se hubiese escrito de otra manera, y todo por la ´tontería´ de que un niño pequeño le había roto las gafas a su padre.

A ese efecto multiplicador que posee cada acto simple, o acontecimiento nimio, y cuyas consecuencias son impredecibles se le ha venido a llamar ´el efecto mariposa´: El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York al cabo de dos meses.

Si repasamos nuestras propias vidas nos percataremos de cómo todo aquello que ha marcado nuestras existencias, nació de un hecho aparentemente insignificante y casual… a no ser que nuestro futuro esté de alguna manera prediseñado, no existan las casualidades, y nuestro margen de maniobra para cambiar ´el final de la película´, sea más bien escaso.

¿Nacemos con un guión de nuestras vidas preescrito, o por el contrario nuestra existencia. y lo que nos acontece, es simplemente fruto de insignificantes actos mezclados en una coctelera por la caprichosa diosa casualidad?

¿Casualidad, o causalidad? Personalmente me quedo con lo segundo; nada pasa por que sí, sino que siempre hay un porqué. El azar no existe. Como sentenció Albert Einstein: “DIOS NO JUEGA A LOS DADOS”.

Y ahora, para concluir, una pequeña reflexión:

Si hemos visto lo que algo nimio puede llegar a desencadenar, pensemos  ahora en qué puede desembocar el hecho de que el Banco Mundial inste a España a pagar lo que debe, y el Gobierno presidido por Pedro Sánchez le responda que calle y no se entrometa.

De momento, y para ir haciendo boca, este impago ya ha comenzado a provocar la incautación de distintos bienes de España en el extranjero…

El final de esta película es claro. Lo que ya no está tan claro es cuántos años, tras ´el efecto Sánchez´, necesitará España para recuperar su imagen y prestigio en los foros y mercados internacionales.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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