secuelas

Buena parte de los funcionarios de la Administración Central lleva tres años de vacaciones pagadas

Las personas mayores, que ni tienen, ni quieren, ni entienden las nuevas tecnologías y están ancladas en la era Gutenberg, sufren un calvario con los dichosos pines del pim pam pum

Buena parte de los funcionarios de la Administración Central lleva tres años de vacaciones pagadas

Una de las peores secuelas de la pandemia por Covid 19 es la vagancia inoculada en buena parte de los funcionarios públicos de la Administración Central. Una ociosidad que no tiene visos de acabar.

Entre la reclusión inicial obligatoria en nuestras casas, el posterior teletrabajo y la petición de la semana laboral de cuatro días, muchísimos burócratas llevan más de tres años zanganeando, mintiendo con descaro cuando afirman que laboran desde casa y, en resumen, desatendiendo sus obligaciones para con el ciudadano, que vive un verdadero calvario para hacer un trámite obligatorio en la Seguridad Social o en dependencias públicas pertenecientes a los ministerios de Justicia, de Agricultura, Pesca y Alimentación, de Ciencia e Innovación, de Consumo, de Educación y Formación Profesional, de Trabajo y Economía Social, de Transición Ecológica y Reto Demográfico, etc. Y naturalmente, sus jefes y el capo máximo del desgobierno progresista, feminista, igualitarista y “de la gente” que no quiere que nadie se quede atrás, miran para otro lado, les importa una higa el ciudadano y están a lo suyo: comer de la teta, vivir del marketing del bla bla bla y hacer como que hacen, con los sindicatos encamados, llenando también sus ubres y defendiendo el absentismo y la gandulería de los afiliados y no afiliados.

A ningún integrante de esa barahúnda que quiere crear más burocracia parasitaria para “controlar” las ganancias de las empresas privadas que crean puestos de trabajo legales y riqueza por doquier se le ha escuchado en estos años y semanas de inaguantable campaña política ninguna admonición a los funcionarios por su bajo o nulo rendimiento, ni defender al vapuleado contribuyente que se desespera ante las trampas físicas y electrónicas que ha sembrado por doquier la Administración para torearles, no atenderles físicamente y dilatar sine die los tramites obligatorios para conseguir un dichoso papel. Solo escuchamos repartir más dádivas a vagos y maleantes, castigar el mérito y el esfuerzo e insultar a quienes crean bienestar. ¡Qué maldición bíblica!

Las personas mayores, que ni tienen, ni quieren, ni entienden las nuevas tecnologías y están ancladas en la era Gutenberg, sufren un calvario con los dichosos pines del pim pam pum y tienen que recurrir a familiares y amigos más próximos para pasar por el aro de la atención electrónica. Por lo visto no hay numerarios para atender presencialmente con diligencia y educación a este segmento creciente de la población. Lo han hecho los bancos y las empresas privadas de servicios esenciales a las primeras protestas, pero la Administración, la que sostenemos con nuestros impuestos los contribuyentes, hace oídos sordos, mira para otro lado y va a lo suyo, con la aquiescencia de los mandamases apretujados en la larga mesa del Consejo de Ministros.

 

JORGE DEL CORRAL Y DIEZ DEL CORRAL

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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