Es al hacerte mayor y examinar retrospectivamente tu vida, cuando te das cuenta que el 90% del sufrimiento que has padecido desde que tuviste uso de razón, tan solo ha sido real en tu imaginación, aunque no por imaginario, haya dolido menos.
¡Miedo! Nos pasamos la mayor parte de nuestro escaso tiempo terrenal, sufriendo por problemas que nunca terminan de llegar, y el resto de nuestra existencia, padeciendo por los que llegan de verdad, que poco tienen que ver con los que habíamos previsto; aquellos irreales dramas, fruto de nuestro pensamiento, que fueron capaces de amargarnos los mejores años de nuestra vida.
Pero con todo esto no descubro nada nuevo. La pena que hoy siento es no haber prestado antes más atención a las palabras de Jesucristo en Mateo 6:34; cuántos sufrimientos y angustias inútiles me hubiese ahorrado.
«No os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Bástele a cada día con su propio sufrimiento. Mateo 6:34».
¡Qué gran verdad! Claro, salvo la excepción que confirma la regla, ´Su Sanchidad´; la consagración de la ´Ley de Murphy´.
Un tipo en el que la realidad siempre supera la ficción, ayer, hoy, y mañana; para mal por supuesto.