El cuento de Pedro y el lobo

Pedro Sánchez y el lobo
Pedro Sánchez y el lobo. PD

En 2018, la moción de censura presentada contra Mariano Rajoy derivó en la caída del gobierno del PP el 1 de junio, así como la consiguiente investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España.

Tan solo bastaron cinco meses, con un verano por medio, para que un servidor calase al nuevo inquilino de la Moncloa.

Así, a principios de noviembre de ese mismo año, publiqué en redes sociales el profético, artículo “EL CUENTO DE PEDRO Y EL LOBO”. Hoy lo recupero para los lectores de PERIODISTA DIGITAL.

En aquel momento las famosas ´cartas con balas´, ´la navajita ensangrentá´, el ´sniper´ del ´lanza patatas´, o los encierros domiciliarios ´por nuestro bien´, aún estaban por llegar.

“EL CUENTO DE PEDRO Y EL LOBO”

Las tiranías nacen, crecen, se reproducen y permanecen, justificándose en  base a teorías de la conspiración. A partir de ahí, y con la excusa de que viene el lobo, comienzan a declararse estados de excepción, cuya consecuencia inmediata es un paulatino recorte de las libertades civiles, junto con la declaración como enemigos del Estado, de todos aquellos que no estén conformes con el sátrapa de turno que ostenta el poder.

Así que a partir de ahora, cada vez que oigan a Pedro decir que viene el lobo, no se lo crean, porque el que viene no es el lobo, sino Pedro…

NADA NUEVO BAJO EL SOL

La quema de Roma sirvió de excusa a Nerón para culpar, perseguir y ejecutar, a los cristianos y de paso, ya metido en harina, para expoliar de todos sus bienes y ejecutar a todos aquellos patricios y senadores de tradición republicana, tras acusarlos de haber participado en una conspiración para atentar contra su vida.

Del incendio del 27 de febrero de 1933 que destruyó el Parlamento Alemán (Reichstag), el nacional socialista Hitler culpó a los comunistas. Acto seguido, declaró el estado de emergencia al tiempo que ordenaba la detención y encarcelamiento de los miembros de la oposición en todo el país, anulando derechos fundamentales tales como la libertad de opinión, de prensa, de asociación y reunión, el secreto de la correspondencia privada y de los mensajes telegráficos, así como la garantía de la inviolabilidad del domicilio. Como guinda del pastel, endureció el castigo por el delito de alta traición (a él), castigándolo con pena de muerte en la guillotina. Por cierto, el llamado ´partido nazi´, no es más que la ´blanqueante´ e interesada abreviatura de su auténtico nombre: PARTIDO NACIONAL SOCIALISTA OBRERO ALEMÁN. ¿Les suena  la música? Pero sigamos con el repaso histórico.

Para Fidel Castro, la conspiración imperialista yanqui, así como (al igual que Hitler) los presuntos y siempre fallidos atentados contra su vida, le sirvió de excusa durante décadas para encarcelar, torturar y ejecutar a los enemigos de Estado; es decir, a sus enemigos.

Para Kim Jong-un, titular de la tiranía marxista-hereditaria de Corea del Norte, es la conspiración fascista y los presuntos atentados contra su vida (siempre fallidos, ¡cómo no!, y los presuntos autores fusilados a cañonazos), lo que justifica la carencia de las libertades básicas de sus ciudadanos, así como el permanente estado de excepción policial, armamentístico, y militarista que sufre su país.

También es la conspiración fascista y los presuntos atentados (¿les suena la música?)  que sufren a lo largo de su mullida vida, y de los que, curiosamente, siempre salen ilesos, lo que ha justificado su eternización en el poder, así como la supresión de derechos ciudadanos y la represión de los opositores, por parte de los gobiernos “nazional populista-bananeros” de Nicolás Maduro en Venezuela (y sus mariachis en España), Evo Morales en Bolivia, y Daniel Ortega en Nicaragua.

Sin embargo, los que desgraciadamente sí mueren y han muerto en atentados, no son los tiranos, o los payasos aspirantes a serlo, sino los líderes carismáticos defensores de los derechos humanos y las libertades públicas, tales como Abraham Lincoln, Mahatma Gandhi,  Martin Luther King, o el demócrata John F. Kennedy. O como los defensores de la paz, Anuar el Sadat e Isaac Rabin, ambos asesinados por propiciar la firma de acuerdos de paz en Oriente Medio.

Verán que no he hablado de la famosa ´conspiración judeo-masónica´ que conocimos en España los jubilados como un servidor. Pues nada, que me den una ´paguita´ y me subvencionen ´el relato´, y a lo mejor me lo pienso. ¡No te jode!

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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