Agotados, exprimidos y licuados, los manoseados comodines de Franco y Putin, al sátrapa no le queda más que crear un nuevo comodín, al que responsabilizar del tropel de calamidades que sobre nuestro pobre país, que ya no patria, sigue cayendo sin contención ni pausa.
Apuesto que, en boca del sátrapa, el próximo comodín va a ser el del ´catolicismo extremo´, presunto apéndice erecto de la extrema derecha, o la derecha extrema, como le gusta ´gorgorear´ al felón, al cantar ´el relato´ que le escriben sus paniaguados cortesanos de calzón y braga.
Y no irá desencaminado el felón al pretender criminalizar a la España católica. Y no porque ésta sea responsable de nada, sino porque puede ser una parte importante de una revolución ciudadana que no ha hecho más que comenzar.
La reciente imagen de una mujer mayor, detenida y esposada por los ´robocops´ del régimen sanchista, por el terrible delito de rezar el rosario en la calle, posiblemente no sea más que el icono que marque el principio de una cuenta atrás que ya no para.
Baste recordar que la tiranía comunista en la católica Polonia, no cayó por la fuerza de las armas, sino por la fe en el poder de la oración, que como un manantial nacido de la sangre de los mártires de las checas comunistas, fue creciendo desde las catacumbas, hasta convertirse en un caudaloso río que imparable anegó calles y plazas. Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí queda el testimonio grabado por las cámaras de lo que ocurrió en las ciudades de Polonia por aquellas fechas. Católicos y sindicalistas del movimiento obrero Solidaridad, escribiendo en las calles el futuro de su patria.
Y si bien es verdad que por aquel entonces, el rumbo de la Iglesia Católica estaba marcado por el anticomunista Juan Pablo II, y que quien ahora ocupa su puesto es un zurdo ´bocachancla´, nunca olvidemos que el poder que concede la oración, lo da Dios, no los papas.