En la vida lo importante -en sí- no es tanto el alcanzar la meta como el acertar el sendero que nos lleve hasta ella. En la acertada, o desacertada, elección es en donde estribará nuestra felicidad, o desgracia, y por ende la de aquellos que nos rodean, que se verán salpicados por nuestros errores y aciertos; salvo, claro, que existan “Universos paralelos” [*], donde cada ´ser´ esté rodeado de su particular escenografía, y lo único real sea nuestro papel en la obra de la vida, perteneciendo el resto que nos rodea, al mundo de los sueños.
Si, por un lado, es justo que disfrutemos, o suframos, las consecuencias de nuestros actos realizados en base a nuestro libre albedrío, ¿hasta qué punto es justo que los demás disfruten, o sufran, las consecuencias de nuestra libertad de elección? ¿No sería esto una contradicción con la individualidad del don del libre albedrío?
Sería admisible que uno cargara voluntariamente, en base al libre albedrío, con culpas ajenas y que sufriera voluntariamente lo que en buena lid le correspondería padecer a los auténticos responsable de los desaguisados. Éste sería el caso de la Redención de Cristo en la Cruz, en donde voluntariamente cargó sobre sus espaldas con los pecados de la Humanidad. ¿Pero y al revés? Pienso que no.
Sería justo que voluntariamente pudiésemos transmitir nuestro karma positivo a los demás, pero no así el negativo. Podemos voluntariamente pagar los platos rotos de los demás, pero lo que no podemos hacer es que los demás paguen por nuestras ´meteduras de pata´.
Ésta sería la teoría, pero en la práctica vemos que no es así, sino que el sufrimiento que acarrean nuestros actos no solo los sufrimos nosotros, sino también aquellos que tenemos más cerca, que suelen ser -aunque no siempre- aquellas personas que más amamos. ¿Dónde queda entonces la Justicia Divina?
Por todas estas consideraciones, y algunas más, es por lo que -desde la óptica de la Infinita Justicia Divina- nunca me ha desagradado la teoría de los Universos paralelos, una teoría que, curiosamente, no nace de la Filosofía, ni de la Religión, sino de la Física Cuántica. En este orden de cosas, científicos de la NASA han detectado un universo paralelo donde el tiempo va hacia atrás.
Ahora, si quieren, ya pueden llamarme fantasioso, cuentista, novelero o, simplemente, ´Antoñito el fantástico´.
NOTA: Las presentes reflexiones no están -obviamente- dirigidas a los no creyentes, como tampoco lo están a los creyentes integristas radicales, nostálgicos de la tortura y quema de herejes. Las presentes reflexiones van dirigidas a todas aquellas personas de mente abierta que valoran el raciocinio como un don divino que Dios, (o cómo usted lo quiera denominar), nos otorga para que lo utilicemos libremente, y no para que otros lo hagan por nosotros.
[*] Los Universos paralelos es el nombre de una hipótesis física, en la que entran en juego la existencia de varios universos o realidades relativamente independientes. El desarrollo de la física cuántica, y la búsqueda de una teoría unificada (teoría cuántica de la gravedad), conjuntamente con el desarrollo de la teoría de cuerdas, han hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples dimensiones y universos paralelos conformando un ´MULTIVERSO´.