Español de a pie

¿Y si viene la lotocracia?

Y digo recurrente, porque ya cuando el felipismo daba señales de ahogo

¿Y si viene la lotocracia?

Eso de la disciplina de voto es completamente vergonzante. Lo decimos todos los que hemos visto caer a un Premier británico de nombre Boris, por el voto de bastantes de sus correligionarios políticos, ante una conducta inapropiada. Aquí es impensable, e incluso puedes ser tercera autoridad del Estado aún en un caso muy parecido. Vale.

El pasado 23 de diciembre, veía la luz en prensa un artículo de Javier Cercas titulado “Un llamamiento a la rebelión”. No es mi costumbre contestar a personas en particular utilizando los medios de comunicación, por lo que tampoco lo haré específicamente en esta ocasión, mucho más cuando el conocimiento mutuo entre el firmante de dicho trabajo y el de éste, puede ser representado por el símbolo del conjunto vacío. Pero ello no me parece obstáculo para entrar en la enjundia de su análisis de la situación actual de España y en las propuestas que emite, dado que considero recurrente el falaz argumentario que se busca para oscurecer visiones panorámicas alternativas, capaces de revertir situaciones que van más allá de lo pésimo, por el simple hecho de que pertenecen a otra ideología.

Y digo recurrente, porque ya cuando el felipismo daba señales de ahogo absoluto tras el “glorioso” año de 1992, toda la maquinaria socialista se puso a negar lo evidente de un contexto paupérrimo, atacando, además, con que Aznar no podía gobernar porque no tenía carisma. Esa era toda la razón. Casi nada. Luego, cuando era insostenible la posición de Zapatero a partir de 2007, se tildaba de “antipatriota” a todo aquél que osara insinuar que España estaba arruinada. Y cuando ganó Rajoy con mayoría absoluta a finales de 2011, la matraca era que en realidad no estaba cumpliendo con su programa electoral y se dedicaba a rescatar a la banca, es decir, a los ricos; como si la banca no estuviera en la base de la actividad económica de la inmensa mayoría de los españoles, por no decir de todos los españoles. Luego vino la concatenación de hechos de 2016 a 2018 que trajo a la palestra al actual partido en el gobierno: este PSOE.

Aparte de lo apuntado más arriba, ha habido siempre un denominador común en los razonamientos de la izquierda española: cuando gobierna la derecha, los problemas de zona gris, o directamente de incompetencia o ineficacia del gobierno, son responsabilidad de las personas, que tienen siempre nombre y apellidos. Cuando la guerra de Irak y el Prestige, se trataba de Aznar. Cuando el 11M ya se tiró por elevación hacia el PP. Cuando la Reforma Laboral, era Rajoy, etc, etc, etc. Pero cuando estos mismos calificativos de zona gris, incompetencia o ineficacia, son producidos por el PSOE, se apunta a la clase política en general, término ambiguo que solo persigue embadurnar a la lista de responsables como la productora del desaguisado. Una técnica de desinformación como otra cualquiera. Claro está que, por supuesto, en el artículo de Javier Cercas se pone en evidencia este apósito, de nuevo, como excusa.

Tras un repaso tan honesto como valiente y exhaustivo de las acciones del actual gobierno, que quedan muy en entredicho en opinión de Cercas – creo que un 80% de la población española estaría de acuerdo con él, incluyendo a quien esto escribe -, quiero rescatar dos puntos en particular –el artículo puede ser leído en El País y corre por las redes con aguas abundantes-, a saber: aparte del PSOE, solo se hace una ligera mención a cómo nos engañaron “los otros”, sin ningún tipo de detalle de estos engaños; y, de otro lado, se afirma cómo en privado todos los políticos progresistas que el autor se cruza están contra la amnistía. Me quedo sólo con el segundo argumento, ante la indefinición del primero.

Permítanme, para ello, incidir a modo de ejemplo en un ligero recorrido histórico reciente sobre la importancia de la “privacidad” de algunos políticos a la hora de entender su verdadera ideología. Así, recuerdo los finales de 1982 cuando, en plena Guerra Fría, moría Breznev, siendo reemplazado por Yuri Andropov. El mundo quedó expectante y suspendido de las opiniones de los kremlinógos para saber si era esperable alguna apertura del régimen. Sólo se acertó a decir que, aunque proveniente de la KGB, en privado se reconocía como liberal. En privado, siempre en privado. Por supuesto, nada de liberalismo en los meses que estuvo en el mando antes de que se lo llevase por delante el consabido “resfriado”, tan letal por aquellas coordenadas. Antes, aquí en España, cuando se trataba de delimitar la ideología de Adolfo Suárez, se direccionaba también a sus declaraciones en privado. En privado, siempre en privado. Por supuesto, Aznar declaró hablar catalán en el mismo ámbito cuando hubo de maniobrar para gobernar en 1996. En privado, siempre en privado. Faltaría más. Sólo son tres ejemplos.

Si, de verdad, representantes socialistas se expresan así en privado, y algunos en público como Emiliano García-Page, deberían pasar a la acción y tratar de impedir dentro de sus responsabilidades el cataclismo que nos está viniendo. Y, miren por dónde, podrían ya comenzar el próximo día 28 por votar contra la moción de censura del Ayuntamiento de Pamplona. La mayor parte de España está harta de los pellizcos de monja de estos señores, y ávida del facta non verba. Menos cuento, y más acción. El día 28 hay una gran oportunidad, señor Cercas. Espero que los ediles de Pamplona estén entre los que Vd. ha consultado, siempre en privado.

Y lo mismo digo de otros “progresistas” de pedigrí – parece que los españoles que no son de izquierdas no aman el progreso- como Felipe González, Alfonso Guerra o Redondo Terreros, que nos han dado una bocanada de oxigeno expresando su no acuerdo con lo que está sucediendo, pero que, siempre en mi opinión, se quedan en terreno de nadie o se limitan a presentar su libro. Así, como suena. Lo que España les agradecería ad eternum es que promovieran una plataforma, partido o corriente ideológica que abogue por la unidad de nuestra Nación sin ningún tipo de dudas, y desplace al actual PSOE del predominio en la izquierda. Desde luego, quien esto escribe estaría dispuesto a trabajar gratis haciendo fotocopias, si fuese necesario. Y no me digan que ya son mayores para tamaña empresa, recuerden que Biden tendrá 82 años cumplidos el 20 de enero de 2025, fecha en que podría tomar posesión en el Capitolio de Washington. Facta non verba. Non verba.

Desde luego, lo que es difícil de asumir, es que la solución más correcta para la situación actual sea la insurrección –abogada por Cercas- consistente en pasar a la colina del voto en blanco. ¿De qué sirve? Esta tesis ya fue expuesta por José Saramago cuando preguntaba qué pasaría si todo el mundo votara en blanco. Nada. Muy atractiva desde el punto de vista de los que se dedican a diferenciar a querubines de serafines. ¿Alguien ha caído en la cuenta de los 208.000 votos en blanco que han resultado en las últimas elecciones nacionales? ¿Y del 30% de abstenciones? Y, ¿sabían que en las elecciones constituyentes de mayo de 1873 durante la I República –hace ahora 150 años- votó solo el 25% en Cataluña y el 28 en Madrid? De nada sirvió que los porcentajes fuesen tan exiguos. Por supuesto, el Parlamento se “rellenó” con estos datos, y a otra cosa. Por favor.

Y para nota, lo de la “lotocracia”, es decir, determinar por sorteo a los representantes, esperando que el azar equilibre a las distintas fuerzas políticas. Imagino que la propuesta está poco pensada. Hay otras más serias como la que formó parte de la Constitución de Cádiz de 1812, donde los diputados no podían volver a ser elegidos, si no mediaba otra diputación (art.110). Por supuesto, esto se hacía para evitar que el cargo de diputado se convirtiera en un oficio. Recuperemos esta aspiración de nuestros primeros constitucionalistas o alguna de corte similar. Y hagamos que los diputados sean elegidos de forma independiente en las circunscripciones, sin depender en su sueldo y aspiraciones de una única cabeza que les nombre.

Porque, eso de la disciplina de voto es completamente vergonzante. Lo decimos todos los que hemos visto caer a un Premier británico de nombre Boris por el voto de bastantes de sus correligionarios políticos, ante una conducta inapropiada. Aquí es impensable, e incluso puedes ser tercera autoridad del Estado estando en un caso muy parecido. Vale.

Termino. Decía que imagino que lo de la “lotocracia” está poco pensado porque podría determinar, entre otros factores anómalos, que obtuvieran la mayoría los diputados de los que estamos hasta las narices. Entonces, ¿ya no importa lo que vote el demos? ¿Es el bombo quién debe determinar al conjunto de personas que nos va a gobernar? ¿Y celebramos el sorteo coincidiendo con el de Navidad o con el del Niño? ¿Todos estos argumentos son por no poder decir que la alternancia puede ser positiva? ¿Hemos olvidado que la alternancia fue el procedimiento que salvó a España a finales del siglo XIX cuando estaba acechada en su continuidad como nación prácticamente por los mismos enemigos que ahora? ¿Hubo algún problema sobrevenido porque Cánovas y Sagasta se turnasen en el gobierno? ¿Alguien se ha comido a alguien en CyL, CLM, Extremadura, Baleares, Andalucía, Valencia, Aragón o Galicia? ¿Son demonios quiénes gobiernan en estas autonomías? Estoy absolutamente perdido con tanta pregunta, pero es claro que no doy para tan altas consideraciones.

Jacinto Romero Peña

 

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