DIOS ACTÚA EN EL HOMBRE, A TRAVÉS DEL HOMBRE

El enigma de los milagros

DIOS NO CREA UN ORDEN Y UNA LEY NATURAL, PARA LUEGO SALTÁRSELA A LA TORERA

El enigma de los milagros

Cuando un médico ateo estadounidense examinó los estigmas en corazón manos y pies, del padre Pío, ante la imposibilidad de negar lo evidente, le dijo al capuchino:

– No me creo el carácter religioso de su estigma (en efecto, el ‘carácter’ físico no podían negarlo, estaba a la vista). Lo que a usted le ocurre es que se ha obsesionado tanto con la crucifixión que le han terminado por salir.

A lo que el Padre Pío respondió:

– Clro que sí, hijo: ponte a pensar, intensamente, que eres un buey y verás qué pronto te salen cuernos».

Esta documentada historia, sucedida ante numerosos testigos, copó las cabeceras de los periódicos de la época.

Personalmente confieso que creo en los milagros; de hecho sería un necio si los negara, ya que éstos han formado, y forman, parte de mi diaria existencia. Sin embargo, y con la misma sinceridad, confieso que nunca he sido excesivamente crédulo en la cuestión de la imaginería sangrante; entre otras cosas porque tengo una visión de la fe mucho más espiritual, que me hace mirar con recelo y cierto escepticismo, ese resbaladizo mundo de los fenómenos paranormales religiosos.

Tal vez sea porque mi fe se halla fundamentada en la revelación espiritual interior, y no en frágiles soportes físicos, amén de que la vida, como ya he dicho antes, me ha demostrado que los milagros existen, pero siempre dentro del orden natural de las cosas, tal y como Dios las ha creado. Aún así y todo, existen excepciones que hasta la fecha la ciencia no ha podido explicar; por el momento.

Dios actúa en el hombre a través del hombre. Es decir, que si – por ejemplo – alguien precisa urgentemente de dinero para una intervención quirúrgica (que no sea una frivolidad) y reza fervientemente por ello, si Dios quiere ayudarlo provocará que el que solicita su ayuda, se tropiece con un alma caritativa que solucione su problema. Pero lo que no creo que haga es enviarle un ángel, con su kit completo de alas y plumas, a llevarle un sobre con un cheque bancario.

DIOS ACTÚA EN EL HOMBRE, A TRAVÉS DEL HOMBRE. DIOS NO CREA UN ORDEN Y UNA LEY NATURAL, PARA LUEGO SALTÁRSELA A LA TORERA.

Dios puede hacer todo lo que desea hacer, pero la Lógica también forma parte de la Naturaleza Divina, con lo que Dios no puede hacer todo aquello que no desee hacer. Lo explicaré de otro modo, pero sin emplear una terminología teológica que pueda marear al lector.

Dios es Infinitamente Bueno (Omnibenevolencia) y también Infinitamente Poderoso, es decir que todo lo puede (Omnipotencia). La cuestión ahora sería: Si Dios todo lo puede, ¿puede también hacer el mal?

La respuesta es no, ya que si lo hiciera iría contra su propia Naturaleza Divina en la que se incluye la Omnibenevolencia de Dios (Infinitamente Bueno). Dios es lógico, no ilógico. Dios no hace absurdos; esa labor nos la deja a nosotros.

Y ahora hablemos de milagros atípicos; es decir, aquellos que aparentemente rompen con el orden natural de las cosas. Ejemplo: hostias que sangran o imágenes religiosas, de yeso, que lloran.

CON RESPECTO A ESTE TIPO DE MILAGROS, PODEMOS DISTINGUIR VARIAS CLASES:

  • 1ª Las farsas montadas por desaprensivos para enriquecerse con su explotación.
  • 2ª Las farsas montadas por creyentes, imbéciles de buena fe, con el fin de propagar sus creencias.
  • 3ª Las burdas farsas montadas por ateos, con el único objetivo de hacer daño a los creyentes cuando éstas sean descubiertas.
  • 4ª Aquellos sucesos extraordinarios ante los que la fría ciencia ha enmudecido, al no haber hallado una explicación.

Aquí quisiera puntualizar una cosa. Dios puede obrar milagros que aparentemente van contra el orden natural de las cosas, sin contradecirse ni caer en el absurdo. No olvidemos que el hecho de una emisora de televisión, y un receptor que capte su imagen y sonido, en la Edad Media se hubiera contemplado como algo contra natura que se saltaba las leyes de la física. Sin embargo, las ondas electromagnéticas forman hoy parte de la física. ¿No podrá hacer Dios, hoy, todo aquello que el hombre sea capaz de hacer en el futuro, sin por ello romper con las leyes de la naturaleza que Él mismo creó?

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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