Cuántas veces se confunde amor con lo que no es más que sexo.
Ese carnal ritual fruto de la química animal, fruto del más bajo instinto.
Ese falso amor de alcoba que cabalga una y otra vez con candente y tórrido ritmo, desde la pasión desenfrenada que ahoga entre jadeos, gemidos y suspiros mal contenidos, esos inconscientes ‘te quiero´ carentes de alma y espiritual sentido.
Promesas baldías, palabras vanas, fruto del ardor impulsivo que como maculas de amor profano irán pintando negro sobre blanco el lienzo de una historia sin futuro ni beneficio.
Palabras, solo palabras que, una a una, van yaciendo olvidadas sobre la desnuda sabana, eterna mortaja del amor copulativo.