Seguramente habrán escuchado las expresiones de “las elecciones a Europa no sirven para nada”, “las más importantes son las nacionales”, etc.
Aunque parezca mentira, la mayoría de las leyes que se aprueban en el Congreso de los diputados ya vienen establecidas desde su aprobación en el Parlamento Europeo en forma de directivas o reglamentos. Concretamente, entre el 2019 y el 2024, el 53% de las leyes aprobadas en España deriva de directrices y decisiones del Parlamento Europeo.
En otras palabras, nos encontramos que cinco de cada diez leyes aprobadas en las instituciones españolas, ya vienen listas para aplicarse; más de la mitad de las normativas regulan nuestros derechos, obligaciones y libertades.
Otra de las particularidades de estos comicios, es que podemos ir a votar sin la nariz tapada porque en estas elecciones votamos en circunscripción única.
Esto significa que el voto vale lo mismo en cualquier pueblo o ciudad de España. Dicho de otra forma, es el voto más libre, ya que no hay que estar supeditado a un número de votos para obtener representación en cada provincia, y, por ende, escoger la opción no desea u opción menos mala. Este tipo de elecciones son más reales, reflejan mejor la realidad de lo que piensa la ciudadanía porque el voto vale por igual en cualquier municipio.
No pretendo defender los errores cometidos por los políticos en Bruselas o Estrasburgo, pero estos comicios para escoger nuestros representantes en la Eurocámara tienen un impacto vital en nuestros quehaceres diarios. Por eso, es importante acudir a las urnas a votar sin la nariz tapada o sin calcular cual es la opción menos mala, ya que elevaríamos la calidad del voto y la exigencia hacia nuestra clase política para que trabajen por el bienestar de la ciudadanía.
En conclusión, estamos ante una oportunidad de escoger con el voto (cuanto más exigente, mejor) a nuestros representantes para que las leyes que se aprueben en Europa defiendan la igualdad y nuestros derechos y libertades.