«Cuando recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente…»
«Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre ». Mateo, 6: 5-6.
En el Israel de tiempos de Cristo, lo políticamente correcto, y socialmente bien visto, era ser creyente y, tal vez por ello, aquellos que deseaban dárselas de cultos e ilustrados, no perdían ocasión de rezar en público.
A éstos los calificó Jesucristo de hipócritas.
Sin embargo, la situación en la actualidad es exactamente a la inversa, convirtiendo la profesión pública de fe en un acto de valentía, no exenta de riesgos.
Entonces un servidor se pregunta qué palabras nos dirigiría ahora Jesucristo.
¿Nos diría que nos escondiésemos en un agujero para rezar… o más bien nos animaría a gritar públicamente nuestra fe, en medio de este mundo laicista y materialista, que embelesa a unos, acompleja a otros, y mediatiza a la mayoría?