“¿Vuelve el polvo al polvo…? ¿Vuela el alma al cielo…? ¿Todo es vil materia, podredumbre y cieno…?
No sé; pero hay algo que explicar no puedo, que a la par nos infunde repugnancia y duelo, al dejar tan tristes, tan solos los muertos…
¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”. Gustavo Adolfo Bécquer.
Es entonces cuando la jerarquía de valores y prioridades que hasta ese momento había regido y organizado tu vida, se cae como un castillo de naipes rozado por un torpe.
Y ya nada vuelve a ser igual.
Mañana se seguirán dinamitando presas y dejando los cauces de los ríos sin limpiar, para cumplir con la agenda de colorines y dar satisfacción a los ecologistas de ciudad.