Doce años de prestación de servicios como juez, fiscal y letrado judicial sustituto, creo me autorizan a expresar mi opinión sobre la “estabilización” de dichos funcionarios interinos, llamados sustitutos.
Y más que estabilización, deberíamos hablar de okupación, pues se quiere integrar en las carreras judicial y fiscal a auténticos profesionales, pero también a verdaderas acémilas jurídicas, sin más méritos que un buen enchufe.
O haber suspendido las oposiciones reiteradamente, que conozco sustitutos que llevan 20 o 30 años suspendiendo…, y siguen.
Unos baremos de selección que consideran ¡mérito estar opositando, aunque no se consiga aprobar ni el primer ejercicio, algo realmente inaudito, que creo no sucede en ningún otro cuerpo del Estado!
Porque, ¿qué “mérito” es no aprobar nunca, y llevar décadas, supuestamente, estudiando, sin conseguir resultado alguno…?
¿No será que han colocado el listón de sus expectativas muy alto, demasiado alto, para su capacidad…?
Junto a ellos también hay una pequeña minoría de personas realmente capacitadas, a las que nunca les faltará trabajo en un buen despacho, o montando el suyo propio, pero claro, es más sencillo cobrar un buen sueldo, trabajar solo por las mañanas, con múltiples vacaciones, días propios, etc., que matarse a trabajar, sin horarios, y atendiendo a cientos de clientes, algunos más pesados que una vaca en brazos.
En realidad, el trato recibido es más de prostitutos que de sustitutos…
Muchas veces he pensado que si la Justicia trata así a sus servidores, ¿cómo tratará a los terceros…?
Pero, por encima de todo, hay un gran problema, en el que parece que nadie ha pensado, pues estamos en manos de auténticos indigentes intelectuales.
¿Qué juzgados y fiscalías van a okupar esos nuevos miembros, si no hay juzgados suficientes para ellos…?
Ha habido años que las nuevas promociones de jueces, por ejemplo, han estado meses y meses, e incluso años, sin estrenarse, pues no había juzgados donde ubicarles.
El sistema de sustitutos está pensando de forma similar a la escala de complemento de los ejércitos, es decir, para cubrir plazas vacantes, por unas circunstancias u otras, enfermedades, traslados, servicios especiales, jubilaciones, permisos, embarazos y partos, etc., pero, repito, de forma complementaria, no para tener su propia plaza.
Todo esto lo ignoró, obviamente, el legislador estatal, y además, le da igual.
De lo que se trata es de meter a los suyos, pues los sistemas de acceso, sobre todo de jueces sustitutos, son muy discrecionales, por no decir arbitrarios, que también, y no hay acreditación alguno de los –supuestos- conocimientos, de forma objetiva, pública y transparente.
Es, más o menos, como se enchufó al hermano del presidente en la diputación provincial de Badajoz.
Un sistema que vulnerará el principio constitucional de igualdad, en sede de derechos fundamentales, consagrado por el artículo 23 de la Constitución, en consonancia con el artículo 103, 3, principios de mérito y capacidad.
Pero eso, ¿a quién le importa, en esta España nuestra, donde la Constitución se ha convertido en papel mojado, y está ya derogada, de facto, con la ley de amnistía, la desigualdad de los españoles ante las leyes, la falta de solidaridad entre las regiones, etc…?
Y, mientras tanto, el PP de Feijóo sigue empeñado en apoyar al gran dictador, y tirano de nuestra Patria.