Agotado de tanto correr tras el tiempo, supe que jamás lo podría alcanzar.
Así que, sentado en el suelo, con la mirada pérdida en el cielo, los años voy dejando pasar, al comprender que el tiempo no es más que un equívoco círculo sin principio ni final, del que tan solo parándote puedes escapar.
Por eso ahora dejo correr el tiempo, mientras sentado espero el momento de ver algún día regresar todas las horas en mi vida pérdidas, que, por poder haber sido mías, tal vez aún no sea tarde para poderlas recuperar, cuando ante mí vuelvan a pasar… En esta vida, o en alguna de las que me restan por sufrir, para las alas ganar.
El Cielo dirá.