Las campanas repican a Elecciones;
así, los ciudadanos convocados
por nuestra democracia, ilusionados,
decidirán entre estas posiciones:
o no votar, sean varias las razones;
aquellos, más o menos distanciados,
ya nulo o en blanco, así motivados,
por no aceptar las diversas opciones.
Los votos sean válidos, finalmente,
irán a los diversos candidatos.
Alguno ha de ser el más conveniente
y, acaso, lo votaran cuatro gatos;
el que más, y ya es mucho, tal vez cuente
con un quince por ciento de mandatos.
La democracia, en buen lío nos mete:
se equivocan, al menos, ¡seis de siete!