Amar es la peor de las locuras, de la que tan solo se puede escapar, amando con locura.
Al fin y al cabo ¿no es en esos momentos de locura, cuando somos auténticamente nosotros mismos?
¿O acaso, más veces de las deseables, no somos realmente lo que somos, sino lo que los demás esperan que seamos?
Aquello que, cuando el mundo nos apretaba, para vergüenza nuestra, a veces fuimos.
Los sabios dicen…