Es un momento crítico para el tejido empresarial español, como dato revelador, según el reciente estudio de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos) sólo en el mes de Junio de 2025 desaparecieron 192 pequeños negocios.
Los países más avanzados, entienden que apoyar al empresario es invertir en el futuro. En economías como Estados Unidos, Australia, Singapur, Suiza, Estonia o Irlanda, las políticas públicas facilitan la creación y el crecimiento empresarial mediante impuestos bajos, incentivos fiscales, digitalización y acceso a financiación. En estos países, el empresario es visto como un creador de oportunidades, innovación y empleo, y el Estado actúa como aliado, no como obstáculo.
España cuenta con más de 2,9 millones de pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan el 99,8% del total de empresas del país. Estas empresas generan más de 11 millones de empleos, lo que supone cerca de dos tercios de todos los puestos de trabajo y las convierte en el principal empleador nacional. Además, su aportación al Producto Interior Bruto (PIB) es fundamental: las pymes contribuyen aproximadamente con el 62% del PIB español, subrayando su papel insustituible en la creación de riqueza.
La presencia de pymes es especialmente relevante en sectores clave como el comercio, la hostelería, la construcción y los servicios profesionales, pero también están ganando peso en áreas innovadoras como la tecnología y las energías renovables. Más allá de lo económico, su función social es incuestionable: generan empleo local, luchan contra la despoblación y garantizan servicios esenciales en todo el territorio.
La presión fiscal y regulatoria con la que los empresarios españoles tenemos que convivir, no solo frena la inversión y el empleo, sino que explica en parte el menor tamaño medio de las empresas españolas respecto a sus homólogas europeas, lo que repercute negativamente en la productividad y la renta per cápita.
En el año 2017, la ONU declaró el 27 de Junio, como el día internacional del Pequeño empresario y de la pequeña y mediana empresa. En un pequeño homenaje a todos ellos, desde el Instituto Español de Economía lanzamos un vídeo con más de un millón de visualizaciones.. Puedes consultarlo aquí.
Defender y promover la figura del empresario en España es una cuestión de interés nacional. Es imprescindible reducir la carga fiscal y burocrática, facilitar el acceso a financiación y crear un entorno que premie la iniciativa, la innovación y el crecimiento. Solo así podremos garantizar una economía dinámica, capaz de crear empleo de calidad y aumentar el bienestar de todos.
La experiencia internacional es clara: los países más prósperos son los que apuestan decididamente por sus empresarios. España no puede permitirse dar la espalda a quienes, cada día, arriesgan, innovan y generan riqueza para todos. El empresario es el motor que impulsa la economía, vertebra la sociedad y sostiene el bienestar colectivo.
