Contemplo horrorizado, espero que como todos, la destrucción de España, de la mano de incendiarios pagados…
Y como las autonomías han devenido en autonosuyas, oficinas de colocación de cientos de miles de inútiles e incompetentes, que no valen ni para hacer una o con un canuto.
Ayer escuchaba por la radio, sorprendido e indignado, que las autosuyas ya tienen ¡un millón ochocientos mil empleados públicos!, y que el empleo solo aumenta en el sector público.
Somos una nación de parásitos, y así nos va…
Se cumple el viejo refrán de que hay dos clases de españoles, los que son funcionarios, y los que quieren ser funcionarios.
Yo hablo de empleados públicos, pues muchos son laborales, otros interinos, eventuales, altos cargos, de confianza, chupapollas, en fin, hay de todo.
El drama de la destrucción de España, que va camino de convertirse en un páramo, un erial, un desierto, creo tiene dos actores principales:
Unas autonomías totalmente politizadas, llenas de inútiles, incompetentes, personas que no saben dónde tienen las manos, que no salen de sus despachos, y que solo se preocupan de disfrutar del aire acondicionado en verano, de la calefacción en invierno, siempre colgados del teléfono, y simulando hacer algo útil para los que les pagamos el sueldo, cuando solo son eso, inútiles e incompetentes, que se morirían de hambre en el sector privado, o estarían en el paro.
Y un gobierno central, del régimen comunista sanchista, traidor, total y absolutamente traidor, que ha negado las ayudas a las autonomías en llamas, pasando de todo, y no dignándose en interrumpir sus “sagradas” vacaciones, porque lo primero es lo primero…
E incluyo en este caso al presidente del gobierno, que cada día tiene más aspecto de demenciado, a la vicepresidenta tercera, una super pija, a la “pájara” ministra de defensa y al “pájaro” ministro del interior, que son de lo peor del gobierno (siento todos malos), precisamente por ser juristas, y saber, por tanto, que estamos asistiendo a un golpe de estado, anticonstitucional, en vivo y en directo.
Y no alcanzo a entender, salvo con la existencia de pactos bajo la mesa, que el PP vaya a llamar a declarar ante el Senado a los tres ministros citados, pero no a Pedro Sánchez, que es el principal culpable, pues él da las órdenes de no hacer nada, o muchísimo menos de lo que podría hacer el gobierno, y los otros tres son simples ejecutores, esbirros, que obedecen al “puto amo”.
Rezo para que todos ellos, y algunos más, tengan que pasar por el banquillo de los acusados, y rendir cuenta de sus fechorías, y posibles delitos, por acción u omisión.
Que así sea.
