No tendrás vivienda, pero sí propaganda, palancas europeas y supresión de placas de viviendas construidas durante el régimen del General Franco

No tendrás vivienda, pero sí propaganda, palancas europeas y supresión de placas de viviendas construidas durante el régimen del General Franco

España vive un momento surrealista: miles de jóvenes y familias atrapadas entre alquileres imposibles e hipotecas inalcanzables, mientras el Gobierno de Pedro Sánchez exhibe una destreza asombrosa para el teatro político y la propaganda de lujo. ¿La joya de la corona? Un spot de 600.000 euros ambientado en 2055, con tres sexagenarios —Berta, Luis y Carlos— que siguen compartiendo piso porque jamás lograron comprar una vivienda. La intención era ser irónica, pero lo que consigue es funcionar como profecía involuntaria de ocho años de fracaso gubernamental: España no tendrá vivienda, pero sí un anuncio satírico que ríe en la cara de quienes necesitan un techo. Y, para rematar la broma, una línea telefónica que siempre comunica.

Si alguien pensaba que la campaña de 2023 traería un alivio real, prepárese para la decepción: Sánchez prometió 184.000 viviendas públicas y, más de dos años después, la mayoría siguen siendo humo electoral. Mientras tanto, la prioridad política parece haber mutado hacia la eliminación de placas de fachadas construidas durante el régimen franquista, como si la estética histórica fuese más urgente que la emergencia habitacional.

Y si hablamos de medidas concretas, la burla alcanza su clímax: el Gobierno anuncia ayudas para viviendas con opción a compra que prácticamente no existen. Entre 2018 y 2025 solo se han promovido 632 unidades, y en los últimos 15 meses apenas se han iniciado 65 viviendas. El primer trimestre de 2025: cero viviendas. A cambio, se promete una ayuda de hasta 28.800 euros para jóvenes, con un plazo máximo de tres años para ejercer la opción de compra. Según expertos, absorber esos fondos mediante alquileres requiere 17 años y medio, mientras los plazos reales son mucho más cortos. En otras palabras, el dinero está allí, las viviendas no, y la medida sirve únicamente para generar titulares.

Pero el Gobierno no se detiene ahí: lanza un seguro de impago de rentas limitado a menores de 35 años, con pagos retardados, alquileres fijados según un índice estatal que puede estar hasta un 40% por debajo del mercado y condiciones tan estrictas que pocos podrán beneficiarse. A esto se suma una ayuda para la compra en municipios pequeños, hasta 10.800 euros, duplicando el límite anterior de 5.000 habitantes. Dos medidas recicladas, que ya existían en el Plan Estatal de Vivienda 2022-2025 y solo activó La Rioja.

Los expertos no dudan en poner el dedo en la llaga: Carolina Roca (Asprima) cuestiona el sentido de dar ayudas para 65 viviendas anuales; Miguel Córdoba (CEU San Pablo) advierte que, sin construir un millón más de viviendas, se regresará a los años de posguerra con casas de huéspedes; y Julián Salcedo (Foro de Economistas Inmobiliarios) recuerda que el alquiler con opción a compra tuvo sentido solo tras la burbuja inmobiliaria y hoy solo eleva los precios y mantiene la escasez. Los sindicatos CCOO y UGT, así como el socio de Gobierno Sumar, denuncian que estas medidas son insuficientes, populistas y transferencias directas a arrendadores, sin aumentar la oferta ni reducir los precios.

En la dimensión europea, la función decorativa alcanza niveles casi artísticos: en la cumbre del Consejo Europeo, Sánchez propone un fondo específico para vivienda protegida y palancas legales para actuar sobre zonas tensionadas y la especulación turística. Habla del desafío europeo de la vivienda, de la presión sobre jóvenes y no tan jóvenes, y de la importancia de la vivienda como pilar social europeo, mientras España sigue con el parque público estancado y los jóvenes sin techo. La diferencia entre palabras y hechos es abismal, y la retórica se convierte en el nuevo aire acondicionado del Palacio de La Moncloa: se siente, pero no sirve para nada.

Los números hablan por sí mismos. La serie histórica de viviendas protegidas con opción a compra entre 2014 y 2025 es un desastre absoluto: de 856 unidades en 2014 a 0 en el primer trimestre de 2025. Producción estancada, promesas incumplidas, medidas que no llegan y gastos millonarios en spots que parecen burla institucional. El gran promotor de VPO no es el Estado, sino el sector privado, y el Gobierno parece incapaz de movilizarlo para aumentar la oferta de manera significativa. Todo se queda en buenas intenciones, planes de ayuda complicados y burocracia interminable.

Y mientras tanto, la obsesión del Ejecutivo alcanza lo surrealista: se prioriza quitar placas de fachadas de viviendas construidas durante el franquismo, un gesto cosmético que no resuelve la escasez de vivienda ni los alquileres prohibitivos, pero sí garantiza titulares y portadas. España carece de un parque público suficiente, los precios se disparan, los jóvenes y familias sufren, y el Gobierno recita discursos sobre fondos europeos y medidas de ayuda que, en la práctica, no llegan a nadie.

En resumen: no tendrás vivienda, pero tendrás propaganda, campañas satíricas, palancas europeas que nunca se aplican, promesas incumplidas, seguros que nadie podrá usar y placas quitadas para decorar fachadas. La España real sufre, mientras el Gobierno se ocupa de gestos simbólicos, fotos y titulares, convirtiendo la falta de hogar en burla institucional y espectáculo mediático. La moraleja es brutal: ocho años después, la vivienda sigue siendo un lujo inaccesible, y lo único que crece es la ingeniería publicitaria de Sánchez.

Resumen de datos clave, comparación entre las promesas gubernamentales y la realidad de la situación habitacional en España

IndicadorValor
Viviendas prometidas184.000
Viviendas entregadas10.206 (5,5%)
Viviendas con opción a compra632 (0,1% de las construidas en los últimos 5 años)
Precio medio VPO1.188 €/m²
Símbolos franquistas a retirar6.000

Déficit de vivienda y propuestas europeas vacías

El Banco de España estimaba que se necesitaban 600.000 viviendas hasta finales de 2025 para suplir el déficit de inmuebles en el país, a pesar de que hay casi 4 millones de viviendas vacías o desocupadas. Mientras tanto, el Gobierno presenta propuestas europeas que, en la práctica, no se traducen en soluciones efectivas para la crisis habitacional.

Promesas incumplidas: las 184.000 viviendas que nunca llegaron

Durante la campaña electoral de 2023, Pedro Sánchez prometió la construcción de 184.000 viviendas públicas. Sin embargo, más de dos años después, la mayoría de estas viviendas siguen sin construirse. Según datos de Idealista, solo el 37% de las viviendas prometidas están en alquiler social o en desarrollo, y la gran mayoría proceden de la Sareb, el «banco malo»

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