La revolución cultural de la teta televisada ha impuesto un nuevo estilo de vida, una nueva moral basada en el exhibicionismo sexual imbécil
En 1976 un tipo tuvo una idea que cambiaría la historia de Italia. Se trataba de un programa de televisión nocturno en el que se harían preguntas a los televidentes.
Éstos llamarían al programa y, si acertaban, una chica situada en el centro del plató se quitaría una prenda. Si los espectadores acertaban todas las preguntas, la chica quedaría completamente desnuda en sus televisores.
El programa se emitió en una canal local de Turín y se llamó Spogliamoci insieme (Desnúdemonos juntos).
Durante el tiempo que se emitió, las fábricas de la región se quejaron a las autoridades locales, atribuyendo el bajo rendimiento de sus trabajadores al hecho de que trasnochaban frente a la pantalla esperando a que la chica se quitara la última prenda.
El tipo que lo producía se llamaba Silvio Berlusconi.
TREINTA AÑOS DESPUÉS
Afirma el bloguero Nosurrender en «El lagarto en su laberito» que, treinta años después de aquel experimento, Silvio Berlusconi, mediante la teta televisada, ha conseguido copar todo el poder -mediático primero y político después- del país que dio al mundo a Leonardo, a Miguel Ángel, a Caruso, a Fellini, a Vivaldi, a Botticelli, a Mastroiani, a Tiziano, a Modigliani, a Calvino, a Dante, a Gassman, a Petrarca, a Pasolini, a Visconti, a Pirandello, a Virgilio, a la madre de Bruce Springsteen y a mi amigo Luca.
Italia ha vivido a lo largo de su historia muchas revoluciones culturales que han cambiado el mundo. Desde la república de los etruscos, hasta el romanticismo del Resurgimiento, pasando por el derecho romano o el Quattrocento.
Pero la última revolución cultural que ha vivido Italia, la más relevante hoy en día, es la del poder de la teta televisada, la que ha demostrado más poder sobre la gente que ninguna otra.
LA REVOLUCIÓN CULTURAL
La revolución cultural de la teta televisada ha impuesto un nuevo estilo de vida, una nueva moral basada en el exhibicionismo sexual imbécil.
La gente no piensa en sus derechos, en la educación de sus hijos, o en sus instituciones. Sólo quiere tener un pene más grande o unas tetas más turgentes, que es lo que simboliza el éxito social y la felicidad y garantiza las relaciones de poder que mantienen a Berlusconi en el Gobierno de la República.
La situación política que se vive en Italia ha demostrado que la cultura de la teta televisada está por encima de derechos elementales de los trabajadores, de la libertad de prensa, de la corrupción política, de la xeonoobia… mientras el neofascismo se perpetua en el poder con total impunidad.
IGUAL QUE LOS ITALIANOS
Este es el argumento de un documental dirigido por Eric Gandini que lleva como título Videocracy, un juego de palabras entre «democracia» y «video» que creo que explica muy bien el nuevo contrato social italiano: teletetas a cambio de poder.
¿Y somos nosotros distintos de los italianos, como para asegurar que no ocurra lo mismo en nuestros países? No, no creo. Estamos trabajando en ello.
NOTA.- El artículo procede del blog «El lagarto en tu laberinto«