Hay que ver qué raro es Munilla que enseña el catecismo de la Iglesia a la que pertenece, en vez de adoctrinar en la nación vasca y el amor a los terroristas
Es obvio que el Vaticano no podía consultar con los firmantes del texto de la diócesis de San Sebastián.
El partido de cabecera del que son agentes político-religiosos cometió ayer la tropelía criminal y moral de respaldar la reforma de la Ley del Aborto.
Para condenar semejante crimen no tienen papel y bolígrafo. Andonegi, un firmante, explicaba ayer en el Diario Vasco que al clero guipuzcoano le inquieta la «imagen» que Munilla ofrezca en temas sociales:
«Él nunca ha tocado temas como la pacificación, que se han mezclado con la política, pero sí ha lanzado mensajes ultraconservadores sobre cuestiones sociales como la homosexualidad, el derecho a la vida…».
«Nosotros respetamos su pensamiento», pero «veremos qué clima crea».
Seguro que mucho más sano que el de unos personajes vestidos de curas que respaldan a los partidos del aborto y el tiro en la nuca.
Los firmantes «no estamos en contra de la persona, sino de sus actuaciones conocidas por sus años de labor pastoral en Zumárraga».
Es que Munilla enseñaba en la catequesis ¡el catecismo de la Iglesia! y, como dice un firmante:
«Implantaba eso en contra de la línea de la diócesis».
Hay que ver qué raro es Munilla que enseña el catecismo de la Iglesia a la que pertenece, en vez de adoctrinar en la nación vasca y el amor a los terroristas.
Muchos de esos «firmantes del texto» ampararon fraternalmente a Treviño, hoy ex arcipreste de Irún, condenado por esconder a dos miembros de ETA que acaban de cometer tres asesinatos en Cantabria.
Otro de esos mal llamados curas vascos dijo hace un par de años:
«La gente de ETA son unas gentes, a veces, maravillosas».
Después de treinta años de drama y desafección en la iglesia de Guipúzcoa, dirigida por dos mezquinos: Setién y Uriarte, se empieza a ver luz con Munilla. Ya sabemos que los tiempos de la iglesia son otros pero treinta años….
El Espíritu Santo ha tardado en volver a Guipúzcoa más que la Vuelta a España. Munilla al fin.
NOTA.- esta columna se publicó originalmente en el diario La Gaceta.