Francis Pisani, periodista especializado en nuevas tecnologías

Los ‘freelances’ y la crisis

Los 'freelances' y la crisis
Francis Pisani.

Los independientes saben presionar para conseguir algo (sin esto no harían nada). Tienen enorme conciencia de los costos y lo que significa cada minuto de su tiempo

Por su interés, reproducimos a continuación el artículo de opinión de Francis Pisani (París, 1942), uno de los periodistas más reputados sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el Periodismo, publicado en el suplemento Ciberpaís del diario El País, titulado Los ‘freelances’ y la crisis.

Los autónomos, los freelance, navegan viento en popa por múltiples razones, que van desde la crisis económica hasta las facilidades que encuentran en las tecnologías digitales. La más circunstancial tiene que ver con la actualidad de la crisis. Muchos de quienes pierden su empleo tratan de seguir trabajando de manera independiente. Aprovechan, a veces, para lanzarse en nuevas direcciones, para cambiar de oficio.

Esto, a su vez, se ve facilitado por la penetración de las tecnologías digitales en amplios sectores de la sociedad. La tecnología reduce los costos del emprendedor, tiende a la eliminación de los intermediarios, tiene capacidad de comunicación horizontal y una amplia difusión, rotura de las barreras geográficas.

Esta tendencia ha sido reconocida hace años ya y llevó a David Pink a declarar que Estados Unidos se estaba transformando en una «Free Agent Nation», una nación de agentes libres, autónomos, independientes -uno de cada seis estadounidenses, estimaba entonces-.

Además del impacto propio de la tecnología, los elementos claves de lo que Pink advierte como un profundo cambio de la sociedad se encuentran en la ruptura del contrato social tradicional entre empresas y empleados, en el que estos últimos empeñaban su lealtad a cambio de seguridad. Al desaparecer la seguridad la lealtad también se esfuma. Lo cual se agrava por el hecho de que la vida de las compañías tiende a ser más corta.

En la misma dirección hay que destacar el artículo The Brand Called You, (la marca llamada Tú). Empieza por el estilo como nos vestimos, la imagen que proyectamos en sociedad, y lleva al autor, Tom Peters, a afirmar: «Independientemente de la edad, de la posición y del negocio del que nos ocupemos, todos necesitamos entender la importancia del branding». Somos los ejecutivos de nuestras propias empresas: Yo, S.A. Es ineludible».

Esta penetración de la tecnología y su empleo sólo se entiende en el marco de una evolución cultural y social marcada por la mejora de la educación y el mayor escepticismo frente a las instituciones y sus discursos. A lo cual habría que agregar un reconocimiento del emprendedor.

El socialismo ha perdido mucho de su fuerza de convicción. Hasta la crisis de las grandes corporaciones invita a buscar otras soluciones. Una de las dimensiones más importantes es la pujanza de los emprendedores sociales. Muestran que emprender no solamente puede llevar a «hacer dinero». Permite «hacer». Hacer cosas que contribuyen a cambiar el mundo. Muchos proyectos contienen algo de ambas dimensiones de manera no tan contradictoria como se solía pensar hace 30 años.

En su blog de la Harvard Business Review, la desarrolladora Gina Trapani habla de un Freelancer’s Mindsed, un estado mental del trabajador independiente. Algo que, según ella, puede resultar muy útil y beneficioso en tiempos de crisis.

Los independientes saben presionar para conseguir algo (sin esto no harían nada). Tienen enorme conciencia de los costos y lo que significa cada minuto de su tiempo. Ponen en juego su reputación en cada trabajo que realizan.

No trabajan sólo por el dinero. Pink insiste sobre la dimensión lúdica de los independientes, Trapani sobre el hecho de que aceptan trabajos porque son interesantes, porque abren nuevas perspectivas o permiten conectarse con nuevas redes sociales.

De hecho, el networking es esencial para los freelance. No pertenecen a instituciones, pero se conectan con grupos abiertos. Las redes sociales son para ellos herramientas fundamentales si no quieren perder la dimensión colectiva.

Algunos independientes, sin embargo, lo son por razones casi filosóficas, y no sólo por las circunstancias o la tecnología. Más abiertas que las instituciones, las redes sociales se presentan como marcos colectivos aceptables; pero la tendencia de convertir cualquier cosa en una «comunidad» hace que, para algunos, no resulte un paso tan fácil.

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