Entra dentro de la normalidad que el ser humano desee tener algo poder. Por poco que sea, el poder nos confiere cierta libertad para actuar, vemos cómo se posibilita la realización de nuestros anhelos y adquirimos influencia para lograr que otros obedezcan nuestras órdenes. Pero eso no quiere decir que consigamos ser felices.
- Empresaria y Abogada.
Aunque para muchas personas poder y felicidad van unidos, no tiene porque ser así. Si consideramos que ser feliz es factible con poder, y ponemos todas nuestras expectativas en ello, corremos el peligro de sentirnos defraudados. Con poder o sin él se puede ser feliz y no por acaparar más poder vamos a ser más felices.
- Doctor en Filosofía