En democracia existe el derecho a opinar y manifestarse como forma de protesta. Organizar manifestaciones en contra de alguna postura gubernamental o situación social son corrientes en nuestra sociedad. Sin embargo, la libertad de expresión roza muchas veces con la violencia y se generan situaciones violentas indeseables.
En ocasiones, es fácil adivinar que el manifestarse, en ciertos momentos y si se abordan ciertos temas, lo que en principio es una reunión de ciudadanos pacífica puede terminar en una sucesión de actos agresivos.
Para algunas personas esta situación es la más oportuna si realmente se quiere tener un impacto social. Se trata de tener más repercusión, a cambio de los riesgos a los que se someten los manifestantes.
Y tú, ¿qué opinas?