ANÁLISIS

PlagScan revela otro engaño más y prueba que el plagio de Sánchez es contumaz y reincidente

La Moncloa, usando dinero público, manipuló el buscador de plagios para conseguir un resultado menor en la tesis de Sánchez

PlagScan revela otro engaño más y prueba que el plagio de Sánchez es contumaz y reincidente
PlagScam, el plagio y la tesis doctoral de Pedro Sánchez. EP

La tesis de Pedro Sánchez ha alcanzado ya la categoría de ridículo internacional. Periodistas y empresas de otros países desmontan las mentiras del presidente del Gobierno (Juan Luis Cebrián: «Leyendo la tesis de Sánchez he tenido que luchar contra el bostezo»).

Las revelaciones hechas en un comunicado oficial por la empresa alemana propietaria de PlagScan sobre los manejos realizados por La Moncloa para salvar la cara al socialista Sánchez son muy graves, y demostrativas de que ABC no miente.

Allí donde no alcanzan los tentáculos de La Moncloa en forma de presión o coacciones por la publicidad institucional ni tampoco la manipulación de sus periodistas de cámara, se atreven a publicar la verdad (TVE: «No se puede hablar de la tesis de Sánchez, como cuando con Zapatero estaba prohibido hablar de crisis»).

Una verdad a la que la prestigiosa empresa antiplagios PlagScan pone números concretos para desnudar la evidencia: Sánchez fusiló gran parte de su tesis y, por tanto, ha mentido de manera deliberada a los españoles.

PlagScan no puede ser más clara en su veredicto: Moncloa manipuló el test de coincidencias —lo que da el nivel de plagio—.  Así, la compañía alemana defiende la credibilidad de su propio método y asegura que Sánchez fusiló el 21% del trabajo de doctorado y no el 0,9% que él decía.

PlagScan es una de las dos herramientas informáticas empleadas por la Presidencia del Gobierno para concluir que Sánchez no plagió su tesis doctoral de 2012. Con una de ellas, Turnitin, las pruebas fehacientes de plagio se elevaban al 13 por ciento, una cifra que La Moncloa consideró irrelevante y admisible en este tipo de trabajos universitarios.

En la muestra realizada con PlagScan, ese 13 por ciento se redujo a un ínfimo 0,96 por ciento. Para La Moncloa, todo era una invención de ABC para destruir la figura política del presidente del Gobierno. Sin embargo PlagScan ha delatado a Sánchez al realizar, ahora por propia iniciativa, un nuevo examen de la tesis y concluir que la «coincidencia de propiedad intelectual» -un mero eufemismo del plagio- se eleva al 21 por ciento.

De este modo, uno de cada cinco folios de los 340 que conforman la tesis doctoral está claramente copiado y no responde a un trabajo original del presidente del Gobierno. Es más: la empresa alemana sugiere que en el análisis ejecutado por La Moncloa se pudieron detectar una serie de «falsos positivos» que, con la aplicación de unos determinados filtros informáticos, quedaron deliberadamente eliminados para no disparar las sospechas sobre Sánchez.

Es demasiado lo que no le cuadra ya a La Moncloa, que no ha hecho públicas ni esas pruebas ni la metodología de su examen para poder contrastar cómo lo ejecutó y si ocultó algo relevante. Ahora es evidente que se ocultó algo tan relevante como la falta de autenticidad y rigor en una quinta parte de la tesis.

Sánchez no solo ocultó la verdad al Congreso cuando adujo que su tesis estaba colgada en internet. No era cierto que fuese de libre acceso en la plataforma Teseo y por eso tuvo que hacerla pública.

Ahora PlagScan revela otro engaño más que convierte la conducta de Sánchez en contumaz y reincidente, con un agravante añadido: el de destinar dinero público para encubrir la realidad y, presuntamente, manipular un diagnóstico delatador para el presidente del Gobierno.

Todo sigue siendo opacidad, y amenazar con denunciar a los medios de comunicación no es la mejor manera de defender su honorabilidad. Es de suponer que tras esta revelación, también se planteará demandar a PlagScan. Sin embargo, ahora tiene una nueva obligación moral con la transparencia que tanto predica.

Sánchez está obligado a hacer pública la metodología real del examen técnico que hizo La Moncloa para exonerarle de cualquier responsabilidad ética. Mientras no lo haga, la sospecha crecerá porque ahora es también la palabra de PlagScan contra la suya.

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