ANÁLISIS

Pedro Sánchez es el jefe sin escrúpulos de un Gobierno antiespañol

Pedro Sánchez es el jefe sin escrúpulos de un Gobierno antiespañol
Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Carmen Calvo (PSOE). EP

No dan una a favor de España (El Poder Judicial se rebela ante la pasividad del socialista Sánchez frente al acoso de los separatistas catalanes).

La marcha atrás del Gobierno Sánchez al plan de negociación con el separatismo catalán responde a una necesidad, casi agónica, de frenar la crisis interna del PSOE y el previsible gran impacto de la manifestación convocada para mañana en la madrileña Plaza de Colón.

La versión oficial del Gobierno socialista, expuesta por su vicepresidenta Carmen Calvo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, pretende presentar al Ejecutivo como un esforzado del diálogo y un defensor de la Constitución.

Afirmar ahora, como hizo este 8 de febrero de 2019 la vicepresidenta Calvo, que no se puede ir a una mesa para hablar de autodeterminación, cuando Quim Torra lo hizo sin cortapisa alguna en su visita a La Moncloa en julio del pasado año, suena a excusa improvisada.

El escándalo provocado por la aceptación inicial de la agenda nacionalista -la figura del relator y la mesa de partidos- ha hecho que el Gobierno recule, pero nada garantiza que sea de forma definitiva.

Todo lo contrario. Si fuera definitiva Pedro Sánchez tendría que haber convocado elecciones anticipadas ayer mismo. Si Sánchez mantiene viva la legislatura es porque está convencido de que, de una manera u otra, puede lograr un acuerdo, aunque sea de subsistencia, con los separatistas.

El verdadero problema de Pedro Sánchez vuelve a llamarse PSOE. Sánchez mantiene con su partido una relación de instrumentalidad al servicio de su afán de poder, pero olvida que sus «barones» territoriales también quieren conservar sus gobiernos autonómicos.

La derrota de la izquierda en Andalucía los mantiene en vilo y el continuo apaciguamiento de Sánchez a los separatistas sólo consigue aumentar sus temores a una debacle en las elecciones locales y autonómicas del próximo mes de mayo.

Sánchez toma oxígeno por unos días, aplaca las iras de su partido, busca desinflar la movilización de la derecha y confía en que el separatismo lo mantenga como un mal menor frente a la mayoría de cambio que ganó en Andalucía.

No hay nada de virtud democrática y sí mucho de necesidad de poder en el giro que ayer anunció la vicepresidenta Calvo; un giro insincero y oportunista porque no se traduce en una oferta de pactos de Estado a PP y Ciudadanos para formar una gran mayoría constitucionalista contra el separatismo catalán.

Pedro Sánchez ha incendiado el PSOE y la opinión pública con la propuesta del «relator» de las negociaciones con la Generalitat y los partidos secesionistas. Es la manía del pirómano, que luego quiere ser creíble como bombero.

Ni como bombero, ni como presidente del Gobierno. Pedro Sánchez carece de la dignidad política necesaria para ostentar la presidencia del Gobierno de España

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído