En España el paro es una enfermedad crónica
Del estrellato de la Champions League, la economía española su política y hasta su propia sociedad han pasado a ser un “sin techo” enfermo, resacoso que no sabe hacer ni la “O” con un canuto.
Los medios más prestigiosos como The Economist, Bloomberg y el propio Wall Street Journal, han coincidido en un análisis que muestra las vergüenzas de la economía española, plasmando la cruda realidad que desde españa se oculta, niega y maquilla ante los ciudadanos en un alarde de supervivencia política.
Hasta la propia Unión Europea, siempre políticamente correcta, ha mostrado su estupor al constatar como se dobla la media de abandono escolar y no se alcanza ningún objetivo educativo que se fijó por la unión, para el año que se inaugurará con la presidencia española.
En 2010 mientras el Presidente del Estado lo será también de la Unión, aunque desde Enero habrá muchas cabezas visibles en la UE tras la puesta en marcha del tratado de Lisboa (¿no sería el momento de acabar con la pantomima del presidente por turnos y ahorrar de paso unos millones de gasto público?), los españoles no cumplirán ni tan sólo uno de los objetivos fijados en la Estrategia de Lisboa para 2010 en educación.
Ni la capacidad de lectura, el porcentaje de alumnos en educación secundaria, licenciados en carreras de ciencias, abandono temprano de estudios y un largo etcétera. Ninguno de estos objetivos se ha mejorado ni llegado a cumplir según muestra el contundente informe de la Comisión Europea.
El abandono escolar español es de lo peor del lote, puesto que entre 2000 y 2008 (¿no eran esos los mejores años de crecimiento?) se ha incrementado en un 9.7% mientras que en Europa se ha reducido un 15.2%.
Tras el varapalo institucional, la prestigiosa publicación The Economist, justo antes de que el Consejo de Ministros aprobara la Ley de Economía Sostenible, publicaba un artículo que en sus dos primeras líneas definía sin contemplaciones la realidad: “españa es el nuevo hombre enfermo de Europa” apuntando el descenso de credibilidad del Presidente al tratar de ocultar la auténtica envergadura de la recesión que azota la nación (calificándolo irónicamente en el pie de foto como: “eterno optimista”). El título del artículo era un canto a la realidad: “Insostenible”.
Haciendo hincapié en el tópico de la construcción, indica que el país se “emborrachó de ladrillos y cemento” sufriendo una “resaca estructural” que le lleva a superar el 19% de tasa de desempleo y a un déficit que rebasa el 10%. Las consecuencias para la debilitada economía son unas previsiones que le alejan de la recuperación de sus países vecinos sufriendo, según el semanario, mayor desempleo y aumento de las quiebras de las pequeñas empresas asfixiadas por los costes laborales y la sequía del crédito.
Días después Bloomberg sentenciaba el fracaso del Plan E, al constatar como el fin de este dispara la tasa de desempleo por encima del 20%, indicando como la construcción de “plazas de toros, o complejos deportivos” y otras obras derivadas del plan, no van a sacar al país que “un día fue motor de crecimiento laboral en la UE” de la crisis.
“Lo que han conseguido es congelar el desempleo” aludiendo a que el abrir zanjas por la mañana y cerrarlas por la tarde, o bien la construcción de una piscina en Ibiza por valor de €3 millones han sido auténticos despilfarros que han aplazado el problema sin generar expectativas de futuro.
“El aumento del desempleo es un factor significativo y hace pensar que españa tiene un problema de competitividad a largo plazo” destapando nuevamente los puntos débiles de la “loca economía”.
La puntilla final la ha dado el Wall Street Journal, quien en un brillante artículo califica de enfermedad crónica el paro español, afirmando que la propia sociedad se ha acostumbrado al desempleo, siendo “algo natural” gracias la larga extensión de las coberturas sociales que provocan continuos rechazos de ofertas de trabajo por parte de los desempleados.
El inmovilismo del ejecutivo ante las reformas del mercado laboral contribuyen, según el diario, a que el golpe de la crisis sobre la nación (el más fuerte entre todos los países europeos) se incremente dificultando cualquier atisbo de recuperación que será tardía, lenta y con tasas de paro desmesuradas.