A los que llevamos mucho tiempo siguiendo las andanzas de los dos sindicatos mayoritarios no nos sorprendió lo que escuchamos de sus secretarios generales en la minimanifa del pasado 1 de mayo.
UGT y Comisiones Obreras han dado sobradas muestras de que sólo les preocupa la situación de sus casi 300.000 liberados. Ni siquiera les preocupan los que tienen trabajo.
No digamos ya los que están en paro, en buena parte por su actitud rancia y domesticada al poder para no perder el suyo. El bochorno del 1 de mayo quedó patente en sus discursos.
Ni un gesto, ni una palabra de ánimo, de una pizca de apoyo y de sensibilidad con los más de 4,6 millones de desempleados. Pero sí palabras para el pueblo saharaui, Haití, Chile, Merkel o el BCE. ¡Hay que fastidiarse!
Les recomiendo el reportaje firmado para Intereconomía TV de Enrique de Diego. Se le abren a uno las carnes cuando escucha blanco sobre negro los millones de euros que nos cuestan y las miles y miles de horas de trabajo que pierden.
No quieren hablar de flexibilizar el mercado laboral, de posibilitar la negociación entre la empresa y sus trabajadores.
Tienen que seguir imponiendo sus condiciones en unos convenios leoninos que no hay más remedio que firmar porque se quedan sin poder. Da igual que la empresa se vaya al garete o que los trabajadores sean afiliados o no.
Es un trágala que, por cierto, está vigente desde el franquismo, desde los sindicatos verticales. Les preocupa mucho el futuro de Garzón y utilizar el franquismo, pero no el cambio de una legislación que deja a trabajadores y empresarios maniatados para intentar cambiar por la vía de la negociación su futuro.
Hace poco me comentaba un experto que en España es más fácil despedir que bajar los salarios. Al final, no queda más que la vía del despido cuando las cosas no van bien. Pero ¿qué les importa a los sindicatos lo que está ocurriendo mientras sigan pegados a la teta del dinero público y Zapatero recibiendo cariño y apoyo?
