Subirán los impuestos para los ricos

Definitivamente, y tras el debate abierto sobre los ajustes del gasto anunciado hace ocho días por el presidente Zapatero, éste parece convencido de la necesidad de que no sólo «sufran» esos recortes los pensionistas, los funcionarios, los dependientes…, sino también «los ricos más ricos». Y en ese sentido, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero -tras escuchar voces favorables y contrarias en su propio equipo-, «da por hecho» que su Gobierno adoptará una subida de impuestos «limitada» y que «no afectará a las clases medias». De modo que la eventual reforma fiscal no tiene aún fecha. El anuncio de zapatero se produjo durante una rueda de prensa desarrollada este miércoles al término de la Cumbre UE-Comunidad Andina. Zapatero dejó abierta la posibilidad de poner en marcha, «en el momento que sea adecuado», medidas de reducción del déficit público vía ingresos, es decir, que impliquen la revisión de las cargas fiscales para quienes más tienen.

«Ese esfuerzo debe ser mayor por parte de los que tienen más», afirmó Zapatero, quien, no obstante, quiso matizar que se refiere a «los que realmente tienen», descartando explícitamente a «la clase media», de la que, según ha dicho, ya «soporta» la mayor carga tributaria. El jefe del Ejecutivo avisó de que, por mucho que los periodistas le pregunten «todos los días», esa decisión de elevar impuestos la tomará el Gobierno en el momento «que estime conveniente» en función de su «programación» del plan de ajuste para reducir el déficit público.

No obstante, Zapatero precisó que, «si finalmente hubiera esa subida, sería limitada y no afectaría ni a la mayoría de los impuestos ni a las clases medias». El presidente no ha aportado más precisiones, pero de sus palabras se deduce que la hipotética subida no se aplicaría al IRPF, el impuesto que recae de lleno sobre los trabajadores y no sobre las grandes fortunas. El presidente, sin embargo, ha indicado que «toda la sociedad está de acuerdo» en que dicho esfuerzo «tiene que ser mayor por parte de quienes tiene más, de los que realmente tienen un volumen importante [de riqueza]».

Zapatero zanja de este modo la polémica surgida desde que anunciara el nuevo plan de ajuste para 2010 y 2011 que prevé recortar en 15.000 millones extra del gasto público, y que se centra en la rebaja salarial del sueldo de los funcionarios, la congelación de pensiones y un duro ajuste de las obras públicas. Incluso los vicepresidentes segundo y tercero del Gobierno, Salgado y Chaves, habían discrepado públicamente sobre esa eventualidad: mientras la titular de Economía aseguraba que una reforma fiscal no estaba sobre la mesa, el ministro de Política Territorial dijo que se aprobaría en un plazo «corto». Su sucesor en la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, quien este mismo miércoles insistió en que el gobierno prepara medidas dirigidas a las rentas más altas, e hizo una petición específica al respeto.

Esta polémica ha llegado también al grupo parlamentario socialista, que en los últimos días había mostró su preocupación por las encuestas que han aumentado la ventaja del PP, y han reclamado un ajuste impositivo que poder «vender» a los sectores sociales más a la izquierda y que les permitiera justificar el plan de recorte que, previsiblemente, será aprobado este jueves en el Consejo de Ministros. Zapatero insistió, no obstante, en que, por el momento, mantiene lo anunciado en el Congreso de los Diputados, es decir, «un esfuerzo duro para rebajar el déficit y para que España tenga credibilidad». Este esfuerzo, que afecta a capas importantes de la población, como son los funcionarios y los pensionistas, no supone por ahora subida de impuestos -salvo los dos puntos del IVA que entrará en vigor el primero de julio-, sino recorte de gastos a través de una reducción de los salarios de los trabajadores de la función pública y una congelación de las pensiones contributivas en 2011.

¿Qué modo hay de subir impuestos a los más ricos sin afectar a la clase media? Se ha especulado recientemente con la posibilidad de «resucitar» el impuesto del patrimonio, pero parece improbable. Un impuesto sobre grandes fortunas similar al que existe en países vecinos, como Francia, es otra posibilidad que se baraja. Pero, como ha dicho Elena Salgado, la revisión de la fiscalidad suele hacerse coincidiendo con el debate presupuestario. Y acaso como una posibilidad de pactar esos números con algunas fuerzas políticas de la izquierda parlamentaria.

 

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