Ni todos peones ni todos ingenieros.

MADRID, 15 (OTR/PRESS)

La receta del ya próximo ex presidente del CEOE además de ser indigna de un empresario serio, es falsa, simplistas y puede volverse contra el propio Díaz Ferrán, que tal vez si se hubiera dedicado más a sus empresas, si hubiera trabajado más tiempo en ellas y se hubiera bajado el sueldo a él mismo y a sus directivos, tal vez, digo, sólo tal vez, no hubiera pasado lo que ha pasado. Porque aquí si el principio es trabajar más y ganar menos, habría que aplicar la receta a todos y no sólo a los trabajadores; los sueldos, jubilaciones, incentivos y prebendas varias de consejeros y altos cargos, son, sencillamente, inmorales. Inmorales en las grandes empresas y absolutamente pobres en la PYMES y entre los autónomos donde los «empresarios» echan, en muchas ocasiones, más horas que sus trabajadores y ganan lo que queda después de pagar nóminas, adelantar IVA y escribir la enésima carta al ayuntamiento o la comunidad de turno para ver si le abonan ese mes lo que le deben desde hace ni se sabe.

Fidalgo, que algo sabe de esto aunque haya sido parte interesada, desmontaba la infantil receta de Díaz Ferrán con un ejemplo evidente: si la gente no va a comer a un restaurante porque no hay dinero para esos lujos, da igual que los camareros y el cocinero trabajen doce horas y ganen menos: el problema es que no hay demanda. Y ese es el drama de este país ahora. Pero antes de continuar, convendría decir a Díaz Ferrán que en España se pasan demasiadas horas en el trabajo y, pese a eso, la productividad es baja. En eso parece que los datos coinciden por lo que habrá que preguntarse qué modelo de empresa, de relaciones laborales, han montado sus colegas más preocupados por las horas que por la productividad. Uno viene reclamando la autocrítica de los sindicatos desde hace años, pero convendría que los grandes empresarios se miraran alguna vez el ombligo y asumieran de una vez -y si es posible, solucionaran- un modelo de empresa anticuado en el que prima más lo cuantitativo que lo cualitativo. La productividad no es hacer muchas piezas ni estar muchas horas sino adecuar la oferta a la demanda y fabricar mejor o más barato. Y esa es tarea del buen empresario, no del trabajador.

Tiene razón Botín cuando lo que pide es una sociedad con más estudios, porque la famosa burbuja inmobiliaria -y el sector servicios del turismo también ha contribuido- no se han dado por generación espontánea sino en una sociedad débilmente cualificada y con un índice de abandono de los estudios alarmante. Entre que todos seamos ingenieros y los otros todos peones, hay un término medio que es el que falla estrepitosamente en España.

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