El batacazo hace especialmente patéticas las acrobacias ‘comunicativas' de Rubalcaba
No hay indicios de vida. La economía española se encuentra en una fase de estancamiento, evidente después de la retirada del plan E, y con un mercado laboral que sigue destruyendo empleo, como demostraron las cuentas del paro registrado en octubre, con una subida del desempleo en más de 68.000 personas.
La Economía española registró un crecimiento cero durante el tercer trimestre del año respecto al trimestre anterior.
Como subraya el diario El País en su editorial de este sábado, las cuentas del PIB del tercer trimestre confirman una evolución de la crisis española que era evidente ya en 2009: las tasas de crecimiento serán muy débiles o próximas a cero al menos hasta finales de 2011.
Y con ese telón de fondo, aparece en escena Alfredo Pérez Rubalcaba, convertido ahora también en vicepresidente económico -¿qué más le falta si ya mangonea hasta en Ferraz?-, y se muestra satisfecho por este estancamiento de la economía con el peregrino argumento de que mejora las previsiones de «agoreros que no han dado ni una», que habían vaticinado una caída del 0,1%.
Lo que certifica el Banco de España es que el incremento experimentado por el PIB durante la primera mitad del año fue un espejismo derivado de las ayudas fiscales -Plan 2000E para el automóvil- y de la anticipación de gasto de los ciudadanos por la subida del IVA a partir de julio.
El frenazo del tercer trimestre es la mejor prueba del tremendo error cometido por el Gobierno al retrasar tanto las medidas de ajuste ante la crisis.
Cuando España podía empezar a seguir la estela de sus socios llegaron, a la vez, el final de las subvenciones, el recorte salarial de los funcionarios, la subida de impuestos, el anuncio de la congelación de las pensiones y la reducción de la inversión en infraestructuras; decisiones que pararon en seco el débil intento de recuperación del primer semestre.
Ahora, el Ejecutivo se encuentra atado de pies y manos y eso hace especialmente patéticas las acrobacias ‘comunicativas‘ de Rubalcaba.
Triste consuelo el del poderoso vicepresidente y ministro de casi todo, incluida ahora la Economía. Lo crucial en estos momentos es darse cuenta de que con más de cuatro millones y medio de parados, necesitamos un Gobierno capaz de poner el barco a velocidad de crucero para crear empleo.
Jactarse de que los demás no acierten en predecir su velocidad cuando está varado en tierra, en lugar de esforzarse por conseguir que navegue, es pura demagogia. Rubalcaba en estado puro.