Esta falta de iniciativa podría provocar un desastre de grandes dimensiones, algo que incluso podría conllevar la ruptura de la Eurozona si no se toman medidas rápidas.
‘The Economist’ dedica la portada de su nuevo número a los líderes europeos, a los que llama «Los sonámbulos» (The euro crisis: The sleepwalkers).
La revista económica británica critica la inacción de la Eurozona, lo que podría provocar un desastre de grandes dimensiones, que podría pasar incluso por la ruptura de la Eurozona si no se toman medidas rápidas.
La portada es muy explicativa. Imágenes de Merkel, Rajoy, Draghi, Hollande y Barroso entre otros se dirigen caminando hacia un precipio.
«El desastre del euro es una cuestión de tiempo», señala el subtítulo de la cubierta de la revista.
El artículo en el que se desarrolla la idea no es menos duro:
«En la Eurozona, desesperadamente necesitada de un impulso, que no haya noticias son malas noticias».
Y es que la idea de que los problemas del euro son cosa del pasado es un producto de la imaginación peligroso, ya que en realidad los líderes europeos están caminando sonámbulos hacia un erial económico, tal y como muestran los datos que se publican cada día.
Aunque la Eurozona no esté ya al borde del colapso, pero la calma en Bruselas más que un síntoma de recuperación es una muestra de decadencia, sentencia.
Por ello, por el bien de todo el mundo, los líderes europeos deben despertarse de tu letargo y comprender que si no actúan, la Eurozona se enfrenta a un estancamiento o incluso a una ruptura, sino ambos.
¿Qué hay que hacer?
La lista de deberes es clara. La tarea más urgente es cortar de una vez los lazos entre banca y gobiernos, algo que se ha perseguido desde hace mucho tiempo pero que no se ha logrado, a pesar de esfuerzos como la unión bancaria.
Sin embargo, desde que la presión del mercado de bonos desapareció gracias al BCE el año pasado, esta unión ha quedado estancado entre tecnicismos y un enfrentamiento de fondo sobre quien debe pagar.
El problema de este retraso es que tiene graves consecuencias. Los bancos europeos necesitan fondos de cualquier manera posible.
De hecho, EEUU se ha recuperado antes que Europa no solo por haber sido menos austero, sino porque ha puesto en orden sus bancos rápidamente para que pudieran volver a dar crédito.
En segundo lugar, la Eurozona necesita más reformas que promuevan el crecimiento: se debe crear un mercado único de servicios, se debe llegar a un acuerdo de libre comercio con EEUU y debe reducir la austeridad y utilizar la liquidez de los países del núcleo de la Eurozona para impulsar la inversión en pymes y el empleo juvenil en los países de la periferia.
La falta de voluntad conduce al desastre
Las razones de esta parálisis, según The Economist, son claramente la falta de voluntad. Por un lado, los votantes quieren que la Eurozona siga unida, pero por otro no quieren realizar las difíciles reformas necesarias para salir de la crisis.
Los optimistas defienden que una vez que pasen las elecciones alemanas de septiembre habrá un impulso para la reforma de la Eurozona. Sin embargo, las reticencias germanas son profundas, y no quiere ni liderar ni pagar por el resto.
Los problemas de Hollande en Francia significan que el frente franco-alemán está congelado.
¿Y qué pasará entonces si continúa la parálisis? ‘The Economist’ augura un futuro lleno de sombras durante años, al estilo de Japón. Desilusión, comunidades deterioradas y vidas desaprovechadas.
El problema es que además la Eurozona, al contrario que Japón, no es un país cohesionado.
Mientras el estancamiento y la recesión sigan erosionando la democracia, la Eurozona corre el riesgo de un rechazo popular fatal.
«Si a los sonámbulos les importa su moneda y su pueblo, necesitan despertarse».