Las líneas rojas, pensiones, paro, intereses de la deuda, educación y sanidad, suman 300.000 millones
El ministro de Hacienda ha sido visto circulando de madrugada, desolado e insomne, por los pasillos de la Real Casa de Aduanas mientras de sus labios salía repetidamente el reproche de tonos trágicos:
¿Tú también, Mario Draghi?
Y es que sólo faltaba el presidente del Banco Central Europeo para dar la puntilla a la política de brutales subidas de impuestos que Cristóbal Montoro insiste en mantener por la contundente razón de que, según él, es la única posible.
El ministro hace oídos sordos a las innumerables voces que desde el mundo académico, los servicios de estudios más prestigiosos y organismos internacionales diversos le recomiendan dos cosas:
- a) disminuir con decisión el gasto estructural del Estado.
- b) anunciar bajadas de impuestos directos que surtan efecto ya en el presente ejercicio de 2013.
La simultaneidad de estas dos medidas tendría los siguientes efectos: recuperación de confianza, activación del consumo, aumento del ahorro y de la inversión, bajada de la prima de riesgo, mejora de la cifra de recaudación, estímulo a los empresarios para crear empleo e inyección de optimismo al conjunto de la economía. Pues nada, que no le da la gana.
Las líneas rojas, pensiones, paro, intereses de la deuda, educación y sanidad, suman 300.000 millones.
Hasta los 455.000 que el Estado gastó en 2012, ¿está completamente seguro el ministro de que no hay margen para suprimir partidas redundantes, superfluas, electoralistas o improcedentes?
¿Ha probado a configurar un presupuesto de base cero sin dejar una sola línea por examinar con criterios de eficiencia y valor añadido real?
Desde Frankfurt le acusan de caer en la tentación de lo fácil. ¿Reaccionará esta vez?
NOTA.- Pinchar para leer la columna de Aleix Vidal-Quadras en ‘La Gaceta’