Pasó más de un mes para que un miembro del Gobierno tuviera a bien reunirse con las familias de los secuestrados
Pues no, no se han hecho las cosas bien por más que ahora que los marineros del Alakrana están libres el Gobierno quiera sacar pecho y ponerse una medalla.
Pero no sólo la gestión del Gobierno Zapatero podía haber sido manifiestamente mejorable, también hay que preguntar al armador del Alakrana por qué el pesquero estaba fuera de la zona de seguridad e incluso abrir una reflexión sobre si es estrictamente necesario pescar en aquellas aguas mientras no haya una garantía más que razonable de seguridad.
Sin duda fue un error traer a los dos piratas a Madrid. De la misma manera que es inexplicable y desde luego reprochable que tuviera que pasar más de un mes para que un miembro del Gobierno tuviera a bien reunirse con las familias de los secuestrados.
Resulta imperdonable tanta falta de sensibilidad, ¿es que la ministra Espinosa, o la ministra de Defensa, o el titular de Exteriores no tuvieron ni un minuto para consolar a las familias y explicarles lo que se estaba haciendo?
Si no hubiera sido porque las familias de los secuestrados hicieron «ruido» acudiendo a los medios de comunicación el secuestro del Alakrana se podría haber alargado en el tiempo sin que el Gobierno fuera capaz de encontrar una solución.
Luego está el espectáculo de los ministros echándose la culpa de los «fallos» los unos a los otros, que si la idea de traer a los piratas fue de la vicepresidenta, que si todo fue una sugerencia de Rubalcaba, que si Chacón dijo o dejo de decir…. y a todo esto Zapatero sin decir ni una palabra.
Por si fuera poco, los jueces enfadados y con razón porque el Gobierno dispuesto a encontrar culpables al fiasco organizado, pusieron la pelota en el tejado de los jueces.
Durante muchos días Baltasar Garzón pasó por ser el «malo» de la película porque se le achacaba haber sido quien había reclamado a los dos piratas.
Ningún miembro del Gobierno tuvo la gallardía de salir al paso de esas insidias y decir la verdad: Garzón no había tenido nada que ver, si los piratas estaban en España era por decisión del Gobierno.
Pero hubo más. Por ejemplo, la situación en que se ha puesto a la Audiencia Nacional poniéndola en la disyuntiva de tener que «acelerar» todos los trámites para resolver el problema de los piratas, e incluso se hablaba de que habría que ponerles en libertad como parte del «precio» convenido para que se liberara a los pescadores secuestrados.
De manera que colocaron la pelota en el tejado de los jueces que tenían que tener presente que de sus decisiones podía depender la suerte de los secuestrados.
Un asunto como el de los dos piratas que como poco habría tardado dos o tres años en recorrer todos los trámites se ha solventado en quince días y habrá muchos ciudadanos que se pregunten si esta rapidez se va a convertir en norma de ahora en adelante en todos los ámbitos de la Justicia.
¡Ah¡ y luego estaba la exigencia del presidente para con los medios de comunicación instando a una prudencia que más parecía una petición de que nos autocensuraramos. También es sorprendente que una vez pagado el rescate los piratas se hayan podido ir tranquilamente sin que se haya sido capaz de detener al menos a algunos de ellos.
Afortunadamente los pescadores están libres, pero me parece a mí que de tanto disparate se deberían de sacar conclusiones para que nunca más asistamos a una situación similar, o sea para no tropezar otra vez en las mismas piedras.