PSOE se arruga ante los anatemas de los nacionalistas

El Estatut y las sentencias a medida

Cualquiera que lea los periódicos creerá que Cataluña entera está en pie de guerra

Un político que preside una institución del Estado como es la Generalitat no puede hacer las declaraciones que hace Montilla

Paseo por Barcelona, charlo con amigos catalanes, entro en comercios, me entretengo escuchando el murmullo de las conversaciones ajenas mientras espero la llegada de una amiga al restaurante donde hemos quedado.

Mentiría si dijera que me sorprende el clima tranquilo que se respira en Barcelona, tan alejado de las declaraciones de los políticos catalanes.

Cualquiera que lea los periódicos creerá que Cataluña entera está en pie de guerra por si acaso el Tribunal Constitucional no dictamina que el nuevo Estatuto es totalmente constitucional de la «a» a la «z», es decir, si el dictamen no lo hacen a la medida de sus aspiraciones políticas.

También mentiría si dijera que me sorprende la actitud amenazante de algunos partidos catalanes para con el Tribunal Constitucional.

Algunos partidos nacionalistas ya nos han acostumbrado a que cuando no se hace lo que ellos quieren lanzan anatemas.

Lo peor es que haya partidos de ámbito nacional, como es el PSOE, que se arruga ante esos anatemas y en su deseo de calmar las aguas se achican ante los nacionalistas creyendo que así les apaciguarán.

Pero que ya no nos sorprendamos por las amenazas y descalificaciones de algunos políticos catalanes contra el Constitucional no significa que sea tolerable lo que están haciendo.

Que el mismísimo presidente de la Generalitat se atreva a advertir al Constitucional que no se le ocurra declarar anticonstitucional aspectos del actual Estatuto es toda una anomalía política.

En un Estado democrático, los tribunales son independientes y más debe de serlo el Constitucional.

Hacer declaraciones cuestionando el Alto Tribunal y anunciar movilizaciones y no se cuantas medidas de presión, si no dictaminan que el Estatuto es plenamente constitucional, es un chantaje intolerable, que imagino, y sobre todo deseo, que el Constitucional no sólo no admita, sino que no se deje chantajear.

Un político que preside una institución del Estado como es la Generalitat no puede hacer las declaraciones que hace Montilla. Y de él para abajo, para que vamos a contar.

El Tribunal Constitucional ha cometido un error que ha sido dilatar en el tiempo su dictamen. Ahora nos encontramos con que una filtración, sin duda interesada, sirve para que los políticos catalanes calienten el ambiente haciendo patente sus intolerables amenazas al Tribunal Constitucional.

Otro reproche que se puede hacer al Tribunal es que si hay una mayoría que opina que parte del articulado es anticonstitucional, no se respete esa opinión mayoritaria en búsqueda de intentar buscar fórmulas que no enfaden a los políticos catalanes.

El Constitucional no está para contentar a los políticos, sino para dictaminar si las leyes que se aprueban se atienen o no al texto constitucional.

Lo peor es que todo esto viene de aquella alegre frase pronunciada por el presidente Zapatero diciendo que aceptaría lo que le viniera dado del Parlamento catalán, refiriéndose a la reforma del Estatuto. Con esa frase destapó la caja de Pandora, y de aquellos barros vienen ahora estos lodos.

Lo que no es democrático, y por tanto es inadmisible, es que unos políticos amenacen al Tribunal Constitucional si no dictamina lo que ellos si quieren. Si el Constitucional se pliega, entonces estará dando vía libre a que se produzca una fractura en el estado de Derecho.

 

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