Además del saber, la Inteligencia, facultad que es cuasi infinita, como lo es el Universo, una realidad mental
Zapatero que, como buen socialista, tiene pánico a la libertad, pretende ahora fomentar otra burbuja de repuesto de la ya pinchada o agotada: la de la energía virtual o termodinámicamente fláccida que sustituya a la del ladrillo tradicional y casi con los mismos protagonistas: representantes del Poder político nacional, regional y local junto con las grandes empresas de la construcción, ahora en situación patrimonial peligrosa para sus accionistas, proveedores y trabajadores.
En la antigua cosmogonía hindú una tortuga se sostenía nadando sobre el océano, la tortuga sostenía a unos elefantes, que a su vez sostenían la Tierra y ésta a las castas sociales.
Nos quedaba la duda de cómo se sostenía el océano que sostenía a la tortuga que sostenía los elefantes que sostenían la Tierra y su organización política y social.
Duda o enigma propio de la alianza de civilizaciones felizmente resuelta por el Jefe del Gobierno de Su Majestad.
El último spot de publicidad engañosa perpetrado por Zapatero y jaleado alabanciosamente por la Prensa, radio y TV del Movimiento consiste en poco más que una nueva variante del ya tradicional y picaresco Monopodio sostenible, vigente al menos desde los tiempos de nuestro gran Cervantes.
El spot presenta varias cuestiones sugestivas, vamos a tener en cuenta ahora una de ellas.
La sostenibilidad en la Naturaleza tiene que ver con la permanencia de los ecosistemas naturales hasta alcanzar, si es posible el llamado climax o máxima potencialidad permanente de los mismos en unas condiciones determinadas. Es el resultado de un equilibrio dinámico -homeostasis- entre diversas especies y recursos naturales que interactúan entre sí.
En el mundo de la Cultura la sostenibilidad además de la propia de la Naturaleza tiene que ver con un conjunto de quereres y de saberes. De instituciones ensambladas en un medio natural modificado por el hombre de acuerdo a una civilización histórica.
En sus aspectos metafísicos, no conviene olvidar nunca a la voluntad, el querer, el sentido de ser, de prosperar, de hacer las cosas bien. Es el principal secreto individual y colectivo de la prosperidad y del mantenimiento de la convivencia de una nación.
Además del saber, la Inteligencia, facultad que es cuasi infinita, como lo es el Universo, una realidad mental.
Ambos son recursos renovables y casi inagotables si así lo quisiere el hombre.
Un sistema económico depende del conjunto de instituciones y leyes sociales y también de una red de interacciones con el medio natural, espacio, recursos…
La realidad es que los logros de la civilización industrial no pueden sostenerse en el estado actual de la ciencia y de nuestros conocimientos sin el uso intensivo de recursos no renovables. Y muy especialmente los energéticos.
Aunque a veces se olvida la realidad, enmascarada en otras consideraciones más aparentes o superficiales, la energía tiene una función de gran importancia en las sociedades industrializadas y los sistemas económicos actuales. De algún modo cabe resumir que su función en el mundo físico es el de financiar los procesos de producción, papel de signo o giro opuesto al de la moneda de los sistemas financieros.
En el carrusel de bienes y servicios una rueda gira gracias a la energía y la opuesta gracias al dinero.
Para que el subsistema energético pueda ofrecer energía neta abundante y barata al resto de sectores económicos debe mantener una doble eficiencia: la financiera y la energética o termodinámica. Es decir, debe emplear recursos y convertidores energéticos eficientes.
Las mejoras en los sistemas a veces cuantitativa y cualitativamente revolucionarias suelen estar íntimamente ligadas a la de la productividad de los convertidores empleados. Es la eficiencia de estos convertidores la que posibilita la sostenibilidad del sistema económico y a la postre de una civilización histórica determinada.
Cuando la capacidad de generar energía neta, es decir cuando el llamado VAN de dicho convertidor es pequeño o incluso nulo, pasa como con las hipotecas sub prime, el sistema no es sostenible. O mejor dicho: sí es sostenible pero al modo zapateresco, es decir recurriendo a la subvención doble en términos de energía obtenida a partir de recursos convencionales y de recursos financieros vía escandalosa subida de tarifas o de impuestos.
Y en eso estamos, con la de lo economía sostenible energéticamente fláccida.
Zapatero que, como buen socialista, tiene pánico a la libertad, pretende ahora fomentar otra burbuja de repuesto de la ya pinchada o agotada: la de la energía virtual o termodinámicamente fláccida que sustituya a la del ladrillo tradicional y casi con los mismos protagonistas: representantes del Poder político nacional, regional y local junto con las grandes empresas de la construcción, ahora en situación patrimonial peligrosa para sus accionistas, proveedores y trabajadores.
Los aumentos de costes del sector energético derivados del empleo de convertidores ineficientes se convierten en ingresos extras para quien manda en este reino de arrebatacapas: la oligarquía que sostiene al PSOE para que posibilite o fomente sus negocios monopolistas y para que como manijero persuasivo mantenga a los trabajadores y sus supuestos sindicatos sin rechistar.
Y para consolidar la pertinaz alianza y sociedad limitada entre la oligarquía y este curioso socialismo progre de diseño quizás lo que variará será la expulsión del banquete oficial de las pequeñas empresas, el menudeo. Que, sin embargo, participaba en el fenecido negocio de la construcción.
Como Monipodio en su patio sevillano, todo queda organizado: Con ayuda de los corchetes, más o menos arbitrariamente, los políticos locales ponen las licencias para ocupar el suelo con los nuevos artefactos, las empresas la organización y los medios, y el estafado contribuyente el dinero para mantener el tinglado vía impuestos y vía saqueo mediante recibos de monopolios de electricidad.
La economía sumergible y sumergida puede volver a flotar pero no por la vía de los decretos arbitristas. Para ello, el peso de Monipodio debe ser inferior al empuje del agua desalojada: la sociedad civil.
Es la libertad, el querer y el saber de la gente, de los ciudadanos y agentes económicos libres de privilegios y arbitrariedades burocráticas quien puede reflotar la economía y la civilización sumergida de España.
Alfonso De la Vega es escritor y autor de A las orillas del Ser