Esperemos que no nos caigan encima los cascotes de lo que queda de democracia y de derechos civiles de los españoles gracias a esta gran obra de demolición del gobierno socialista
El Gobierno de Su Majestad da la razón a la teoría del mito del eterno retorno de Mircea Eliade. En efecto, otra de las novedades de la denominada «economía sostenible» metida de tapadillo en el fárrago de distingos y considerandos hegelianos, es la censura y control extra judicial de internet.
Y la amenaza de suspensión del servicio o el cierre de web sin intervención judicial. Demostrando otra vez frente las hermosas, divinas palabras de la ajada constitución española supuestamente vigente, cuál es el verdadero proyecto sino ya realidad política e institucional del Reino: unidad de Poder con especialización de Funciones. Como se decía del anterior Régimen, del que esta peculiar Monarquía deriva.
El risueño y acicalado despotismo que nos gobierna y que ya nos puede espiar indiscreta e impunemente mediante SITEL, considera, con razón, a internet como una grave amenaza para sus fines inconfesables. Una ventana indiscreta al mundo de la libertad, mejor o peor empleada, que ese es otro tema. Uno de los instrumentos que permiten mantener una cierta esperanza de que los intereses del Poder oligárquico no sean los únicos publicados y publicables en papel o mediante la acorazada televisiva, como, por ejemplo, en el reciente y ejemplar caso de la gripe keynesiana.
Pero el risueño déspota leonés nacido en Valladolid no ha calculado esta vez bien la fuerza del culatazo al disparar contra la sociedad civil. La enorme respuesta a sus nuevos intentos censores y liberticidas: la rebelión de miles de internautas, incluidos algunos ciberpepiños y electropajines náufragos por la Causa.
Y es que los internautas españoles han reaccionado de modo tan enérgico como la gravedad del asunto requiere. Y tan rápido y ágil como el propio medio empleado. A las pocas horas de conocido el atropello, por la red circulaba un manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en internet muy claro, técnico y contundente.
El primer intento zapateresco de desactivar la protesta mandando a la ministra del ramo y cuota femenino- titiritera a confundir, tranquilizar y liar a una primera comisión de internautas formada al efecto ha fracasado estrepitosamente.
En rigor, ya puestos debería cesar a la Sinde como un fusible a sacrificar para salvar el núcleo duro de su lamentable gobierno. Un caso, si bien se mira, de cobarde desprecio al sexo, por parte del gran timonel.
Probablemente, este error de cálculo de la pareja ZP -Mari Tere en esta etapa de su Gran Marcha nos muestra que no está muy fina últimamente y que demasiado acostumbrada a pensar que todos los españoles somos tontos, cosa en la que ya no están de acuerdo ni siquiera sus más devotos votantes, cada vez disimulan peor su vena totalitaria.
Pero el caso es este: los José Luis, Mari Tere, Bibiana, Manolo, Alfredo…, hijos enmucetados de los antiguos caciques y altos cargos del Movimiento ven su tinglado amenazado y regresan a la política represiva de sus ancestros. Con nuevas tecnologías, o quizás no tan nuevas.
A falta de un animoso y orondo Sánchez Bella, capaz él solo de demoler el meritorio edificio del diario Madrid, se aprestan a destruir la libertad en internet. Esperemos que no nos caigan encima los cascotes de lo que queda de democracia y de derechos civiles de los españoles gracias a esta gran obra de demolición del gobierno socialista, su revolución cultural titiritera y post maoísta, un paso más en su Larga Marcha… a la tiranía.
Alfonso De la Vega es escritor y autor de A las orillas del Ser