Este grupúsculo nació hace tres años como derivación del grupo Salafista para la predicación y el combate
La reclamación de la autoría del secuestro de los tres cooperantes españoles por la facción de Al Qaeda en el Magreb ha sido acogida con especial preocupación por sus propios familiares, por el Gobierno Zapatero y la opinión pública en general.
La notificación tiene, bien es cierto, un aspecto positivo: el hecho mismo de que alguien proclama que los tiene retenidos o secuestrados y que pronto iniciarán negociaciones para su devolución.
Pero los precedentes de otras personas secuestradas por estos individuos no es para lanzar cohetes de alegría: el cautiverio suele ser prolongado y las reclamaciones que hacen los secuestradores a menudo resultan muy difíciles o imposibles de atender y satisfacer.
De ahí que en los medios escritos hoy se señale ese pesimismo: «La autoría de Al Qaeda complica la liberación de los cooperantes», dice un titular.
En otro se pone de relieve el «giro dramático» en esta historia de la caravana solidaria. Otro diario habla de que los rehenes podrían estar en manos del sector más duro de Al Qaeda.
«España teme un secuestro largo», afirma El País.
ABC relata también que la policía malí teme que los rehenes estén en manos de la rama más dura de Al Queda, y asegura que el grupo que retiene a los españoles ejecutó en junio a un británico…
El «modelo británico», naturalmente, es el más temido y temible. Pero también se temen las reivindicaciones que los islamistas fanáticos pudieran trasladar en los próximos días a los gobiernos de España y de Francia, ya que es sabido que hay también un ciudadano francés entre los retenidos por la célula de Al Qaeda.
Se recuerda, por cierto, que este grupúsculo nació hace tres años como derivación del grupo Salafista para la predicación y el combate y que cuenta con distintas ramas, que los especialistas consideran más o menos radicales, según el terrorista que esté a su mando.
El grupo pelea, además, por hacerse fuerte en países como Mauritania, Malí y Níger, zona en la que teje relaciones con bandas de traficantes de drogas y piratas del Indico…
Ojalá, dicen los expertos, predomine una de las razones de ser de este tipo de actuaciones, los secuestros de «occidentales»: recaudar dinero para financiarse.
Las reivindicaciones de los terroristas suelen llegar con una cierta rapidez, que en este caso ha sido de nueve días.
Y a continuación, corresponde la espera, que puede ser larga. Se señala, en este sentido, que en siete de ocho casos considerados los secuestrados fueron liberados sin otro problema que unas largas negociaciones.
El cautiverio de los secuestrados se prolongó durante hasta ocho meses, en algunos casos. No parece improbable que esta vez la negociación sea, al mismo tiempo, con los gobiernos de España y de Francia, ya que a los tres cooperantes españoles hay que añadir otro ciudadano, francés, retenido en Malí.
Este país africano se viene señalando como el lugar más probable en el que se podrían hallar los secuestradores y su célula islamista, mientras se insiste en que Al Qaeda se asienta progresivamente en el amplísimo territorio del Sahel.
Por parte del Gobierno se insiste en la necesidad de que se mantenga la discreción y la «tranquilidad» que han caracterizado estos primeros diez días, a la espera de nuevas comunicaciones con los secuestradores, que de momento, se han limitado a dar la noticia del secuestro desde la televisión islamista Al Yazira.