Mientras nuestros magistrados del Constitucional, sudorosos y con la lengua de fuera por tanto agobio, ultiman la sentencia sobre el Estatut de Cataluña, quizás podemos ir poniendo en capilla la unidad de España a la espera del correspondiente “enterado”.
Parece ser que toma fuerza la fecha del próximo 11 F. No porque la del 11 M como padre remoto del evento acaso cantase demasiado, sino en coherencia con la de otra singular importancia para la integridad y bienestar de España. La proclamación de la primera república unos meses después del atentado que se llevó por delante la vida del presidente del gobierno y principal valedor de la Monarquía de don Amadeo de Saboya. Y con ella una buena oportunidad de superar muchos de los problemas causados por los Borbones a la Nación.
Narraba el gran Valle que, cuando la Gloriosa, “soldados de ambas orillas robaban gallinas mientras esperaban la abdicación de la Señora”. Quién luego puso pies a la frontera tirando los trastos de reinar. También en 1868, pero en noviembre, se funda en Madrid la primera sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) que pronto establecería contacto con republicanos federales de Barcelona, aunque ya durante la república se producirían críticas a Pi y Margall y rupturas.
Luego, las disputas entre militares liberales, la búsqueda por parte del general Prim de un rey de otra dinastía para España, después de afirmar rotundamente en el Congreso que los Borbones “no volverían jamás, jamás, jamás”. Prim estaba convencido que “la república sería posible en España si hubiera republicanos, como los hay hasta en Rusia, pero que en España, ni los hay ni puede haberlos”.
Pero la cuestión de la búsqueda de una nueva dinastía para España, ofrecida y rechazada la Corona a Espartero desencadenaría la guerra franco-prusiana de 1870 y la posterior entronización de Casa de Saboya.
En enero de 1873, solo unos días antes de la proclamación de la república, se celebran actos para renovar las demostraciones de lealtad de las Cámaras al Rey, quien lo agradece con serena frialdad.
Pero los apoyos que el rey considera tiene, no son reales. Se conspira contra él por los mismos que oficialmente le aplauden. Y por la indiscreción en Paris de uno de los conspiradores, Estanislao Figueras, se supo que la república sería proclamada en febrero.
Echegaray nuestro primer premio Nobel de Literatura que sería ministro del primer gobierno republicano presidido por Figueras cuenta una anécdota ocurrida en Sevilla: “Compañero, ¿tú sabes lo que es una república federal y por qué le dan ese nombre?
República es porque mandamos nosotros y federal porque el jefe es don Federico Rubio”.
Don Amadeo se fue, pero el 11 F supuso una dura prueba para España. Muchos de nuestros vicios latentes entonces, ahora nuevamente redivivos, se manifiestan en toda su estulticia y falta de visión de la realidad e intereses de la Nación.
Inestabilidad, cuatro presidentes en menos de once meses, indisciplina militar, rebelión armada cantonal, guerra contra los carlistas. Desastre económico. Un proyecto de constitución fracasado, los intentos desesperados de Castelar por salvar la república gobernando por decreto.
Pero el discurso del diputado canario León y Castillo explicaba lo que cabría esperar de salir adelante la constitución federal, entonces en discusión:
- “Si el proyecto sale adelante no hay para qué hablar de la nación española, porque habrá desaparecido dividida y deshonrada….la federación es un despropósito traducido al castellano por el señor Pi y Margall…Proudhon escribió El principio federativo, tradújolo el señor Pi y Margall, encontrolo aceptable por lo disolvente y he aquí la federación convertida en ideal de gobierno para un partido republicano…
- ¿Qué es la federación para vosotros? La autonomía de los Estados. Pero no es difícil prever, conociendo la historia de este país, que el que vote la Federación vota la disolución nacional…la tendencia a la indisciplina y la propensión al aislamiento producirá la guerra de familia a familia, de partido a partido, dentro de un mismo pueblo, de pueblo a pueblo, de Estado a Estado… y esos odios y antagonismos…producirán la disolución y la muerte…hasta ahora todos somos españoles, dentro de poco no habrá más que catalanes, castellanos, valencianos, … etc.
- Representantes de la Nación española, tenéis la más grande las misiones pero también la más grande de las responsabilidades. ¿Estáis a la altura de esa misión, de esa responsabilidad? Necesitáis salvar la patria con actos de entereza…y no perder lamentablemente el tiempo…con discusiones estériles como los griegos de Bizancio, que debatían si la luz del Thabor era creada o increada mientras los bárbaros llamaban a las puertas del imperio. Aquí no llaman a las puertas, están dentro….”
Parece ser que el sino histórico de España es la ida una y otra vez al borde del desastre y la vuelta a empezar.
