La semana pasada, en la localidad navarra de Tudela fue asesinado un joven español, Javier Martínez Llort, a manos de tres marroquíes musulmanes. El asesinato se produjo mediante una brutal paliza, con ensañamiento; un apaleamiento, a golpes con un palo arrancado de un banco de madera. Los asesinos aún no han sido detenidos.
Sorprende, hasta cierto punto, el escaso eco mediático que ha tenido tan terrible suceso, lleno de dramáticas lecciones. Sorprende… No hubiera sido así si, en términos comparativos, tres españoles hubieran asesinado a un magrebí mediante una brutal paliza. Entonces si se hubieran abierto portadas e informativos.
Sorprende, hasta cierto punto…porque hemos caído bajo la absurda telaraña de lo políticamente estúpido. Estamos ante un dramático caso de racismo, pues no hay móvil de robo, perpetrado por unos inmigrantes musulmanes.
Y ello nos pone ante dos graves errores de nuestra casta parasitaria, tanto el PSOE como el PP. Ante la ausencia de un mínimo de sentido común en la política de inmigración. No se ha discriminado entre la inmigración económica y la proclive a la delincuencia, porque no se ha relacionado la inmigración con el contrato de trabajo.
El segundo error es la permisividad y aún la promoción de la islamización. Los musulmanes son educados en el odio y la apología del crimen. Eso es su religión, eso es lo que se enseña en las mezquitas.
El islamismo es racista y xenófobo en grado superlativo. Lo explico en mi libro ‘Islam, visión crítica’.
Errores comunes de la casta parasitaria porque Zapatero y Caldera han llevado la ausencia de política de inmigración al absurdo de ‘papeles para todos’. Y Montilla y el tripartito catalán. Pero la islamización se produce con Aznar de presidente, con Mariano Rajoy de ministro del Interior y con alta responsabilidad de Alicia Sánchez Camacho, que era portavoz de Interior del PP.
Y todos, PSOE y PP, PSC y CiU se han dedicado a dar suelo público para construir mezquitas, donde se enseña el odio (¡40 salafistas y 50 tablitghs!) y a subvencionar a los islamistas, entregándoles -Gallardón en Madrid- las Escuelas Aguirre.
El debate de la islamización se ha abierto en Cataluña -donde los musulmanes son más de cuatrocientos mil-. Lo han abierto Josep Anglada y Plataforma por Cataluña. Porque responde a un anhelo de la ciudadanía y a una inquietante realidad, que en Tudela se ha cobrado una nueva víctima. Es un debate que se extiende y que será nacional: no tiene sentido financiar a quienes predican el odio contra los españoles. Y esto ha de ser un nuevo consenso de sentido común e instinto de supervivencia.