El ejemplo de Barreda

El ejemplo de Barreda
José María Barreda

No hace mucho tiempo que el presidente del Gobierno castellano- manchego fue llamado al orden por sus compañeros de partido por su ocurrencia de sumarse a los populares que pedían una reducción de ministros y ministerios, dentro de la necesaria reducción del gasto público.

Ahora, el propio Barreda ha tomado la iniciativa de poner en práctica lo que él mismo sugirió: reducir su equipo de Gobierno. Y lo ha hecho a fondo, hasta el punto de que se ha quedado con el Gobierno más escueto de todas las 17 autonomías y dos ciudades autónomas.

En total, siete consejeros, y una parecida poda y recorte en otros altos cargos de su administración, como las empresas públicas, también radicalmente recortadas por la vía de las fusiones o las eliminaciones.

En total, Barreda anuncia recortes estimados en cien millones de euros y cabe suponer que su ejemplo pudiera tener imitación entre sus compañeros de partidos o entre los del partido adversario, alguno de ellos con pretensiones de superar, o al menos igualar, al Gobierno de la Nación: suele recordarse que el Gobierno de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana dispone de tres vicepresidentes y trece consejerías, mientras el PP urge a Zapatero a prescindir de uno de sus tres «vices».

No hay duda de que Barreda sitúa el listón como modelo a imitar por otros gobiernos autonómicos y hasta municipales. Cada presidente y alcalde tiene sus propios números y es probable que, a estas alturas, se esté planteando qué hacer, cómo actuar, cómo sortear una aspiración que ahora está planteada con urgencia a todos los que mantienen alguna parcela de poder y de gasto público.

Sin duda, el ejemplo de Barreda, pero también el de los británicos de Cameron y el de los italianos de Berlusconi, todos decididos a recortar de manera sustancial sus respectivos gastos, terminarán por imponerse, y serán señalados por el dedo de los ciudadanos quienes pretendan quedarse al margen de esa clase de recortes drásticos.

¿A qué esperan las otras comunidades, las alcaldías con mayor gasto y deuda, como Madrid, Valencia, Barcelona…?

En Madrid, Esperanza Aguirre suele recordar que ha reducido su propio gabinete de quince a nueve personas, aunque tres de los cesantes estaban «mancillados» por el Caso Gürtel. Otros gobiernos autonómicos ya han procedido a algún tímido recorte, que con toda probabilidad deberán completar en las semanas siguientes.

Es seguro que la sobriedad en los gastos públicos se terminará por imponer, porque en ese sentido empujan los actuales tiempos, y no resultará sencillo que alguien se resista.

Por si fuera poco, autonomías y ayuntamientos tienen por delante, en 2011, unas elecciones que pudiera resultar decisivas para la permanencia o relevo de los actuales mandatarios, y a nadie le gustaría disponer, en esta hora, de tan «mala prensa».

También es probable que se revisen los sueldos de algunos altos cargos: Montilla, Patxi López, Esperanza Aguirre cobran más que el jefe del Gobierno Zapatero. Y algo parecido ocurre con los consejeros autonómicos, algunos de ellos -madrileños, catalanes y vascos- también privilegiados en sus emolumentos, y por encima del salario del jefe del gobierno de la Nación.

El slogan de Barreda es «trabajar más y cobrar menos». Y pudiera extenderse la necesidad de su aplicación general.

 

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