El PP busca a puntilla de Zapatero.

MADRID, 27 (OTR/PRESS)

La estrategia del PP ha aparecido nítida y reiterada en los últimos días. Prácticamente con idénticas palabras la han expresado públicamente, en foros distintos y con oportunidades también diversas, la mayor parte de los dirigentes del PP «con voz y voto», empezando por Mariano Rajoy. Con él, al unísono, sucesivamente, con parecidas palabras, se han repetido en el mensaje Javier Arenas, Dolores de Cospedal, Pío García Escudero, Francisco Camps, Sáenz de Santamaría… Y por supuesto, Esperanza Aguirre, que suele sumarse a «las voces nacionales» desde su presidencia madrileña y su «candidata a alternativa»… Más o menos con idénticas palabras, han expresado lo que en otro tiempo proclamaba con mayor brevedad y contundencia José María Aznar desde la tribuna: Váyase, señor González. Ahora, el «mantra» del PP de Rajoy, Arenas, Cospedal, Escudero, Santamaría, Camps, Aguirre…, empieza diciendo algo parecido a «Si tiene usted algo de…; si le quedan a ustedes algunos restos de dignidad, de coherencia…» -aquí puede variar alguna palabra, antes de concluir-, convoque elecciones generales y váyase. Algunos han sido más originales, como la alcaldesa valenciana, que invitaba a Zapatero a cerrar la puerta de la Moncloa por fuera y entregar la llave no se sabe a quién.

El matiz lo introducía en el debate de este jueves el orador de CiU, el diputado convergente Durán i Lleida, cuando quitaba la prisa a la misma invitación: Ahora mismo, decía Durán refiriéndose a la salida de la crisis y sus soluciones, no sería deseable provocar una crisis de Gobierno o dejar al país sin Gobierno. Pero convoque elecciones… el año que viene, venía a reclamar Durán, en una intervención posiblemente tan dura, o más, que la del principal dirigente opositor, y como él, aspirante también a que el «cambio de banquillo», en la Moncloa y en el Palau de Sant Jaume, le faciliten el acceso a alguna tribuna de poder que Zapatero y Montilla le han venido impidiendo año tras año.

Y sin embargo, también en sus reglas es estricta la democracia, y acabamos de comprobar, en el debate de este jueves sobre el decreto de austeridad en el gasto público, que un solo voto de ventaja es suficiente para ratificar a un Gobierno o -de haber sucedido de otro modo- desestabilizarlo sensiblemente. Pero hay procedimientos, llamados moción de censura «constructiva», que permiten ese atajo por el que suspiran los populares. Precisamente, esa condición de «censura constructiva» es lo que está impidiendo que Rajoy sustituya a Zapatero con las prisas que muchos de sus fieles quisieran. Rajoy es el primero en saber que no tiene más votos que los de su propio partido…, y ni siquiera siempre. Al mismísimo Durán, no digamos a Llamazares, se le abren las carnes al pensar que el presidente del PP diera un paso más y se sentara en el banco azul del Congreso, por más que la política haga extraños compañeros de cama.

Rajoy, como Durán, tendrán que esperar. Salvo esos atajos ahora mismo impensables, lo más probable es que Zapatero agote el tiempo de cuatro años de esta severísima y muy áspera legislatura, e incluso, lo acabamos de escuchar, ni siquiera piensa en arrojar la toalla en 2012. Sigue teniendo aspiraciones de ganar las siguientes elecciones legislativas, a poco que la coyuntura y la recuperación pudieran ayudarle. Y es que sigue habiendo mucha gente de izquierdas en este viejo y sufrido país.

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