Violencia y ayuda humanitaria

‘Hamás controla todo lo que entra a través de la ayuda humanitaria’

'Hamás controla todo lo que entra a través de la ayuda humanitaria'
Israel asalta la "Flotilla de la Libertad". EFE

La preocupación israelí de que la flotilla pudiera llevar bienes que Hamás pudiera utilizar para fabricar armas y explosivos no es tan trasnochada

Las condenas al abordaje por parte de Israel de la flotilla que intentaba romper el bloqueo de Gaza se suceden después de que 10 personas perdieran la vida presuntamente en la violencia en el mar las primeras horas del lunes.

Egipto anunciaba el martes que abre su frontera con Gaza, gesto que Reuters describe como «un importante espaldarazo a Hamás y un golpe a los esfuerzos de Israel y sus aliados occidentales por aislar a los islamistas».

Turquía amenazó con enviar más barcos, escoltados por su propio ejército, mientras existe el temor a que Hizbulá utilice el incidente como excusa para lanzar una nueva oleada de misiles contra Israel.

¿Era el plan de los organizadores de la flotilla desde el principio, como algunos apuntan?

Es importante recordar el motivo de que la ayuda se estuviera transportando desde el principio por el mar.

Una caravana encabezada por el entonces diputado británico George Galloway protagonizaba un episodio de violencia en la frontera entre egipto y Gaza a principios de enero después de que las autoridades retrasaran su entrada en Gaza.

Un funcionario egipcio de policía era abatido a tiros por efectivos de Hamás perdiendo la vida. Egipto deportaba a Galloway, dejaba claro que no era bien recibido, y anunciaba que la caravana ya no podría atravesar su punto de acceso.

El socio de Galloway en la organización de aquella caravana era la Fundación de Ayuda Humanitaria Internacional (IHH) radicada en Turquía, que ayudó a fletar la flotilla.

La IHH fue el jugador clave de la flotilla de la organización Free Gaza Movement. Funcionarios israelíes afirman que la IHH tiene relaciones con Hamás y hasta con al Qaeda, y fue vetada en Israel en el año 2008 por «formar parte del entramado de recaudación de fondos para Hamás».

El auto judicial de la fiscalía estadounidense contra el terrorista Abdurahmán Alamoudi también vincula a la IHH con actividades terroristas citando la evaluación que hace el experto francés en Inteligencia Jean Louis-Bruguiere de que la IHH habría jugado «un importante papel en el atentado frustrado del milenio».

La fundación turca también forma parte de Union of Good, un entramado de organizaciones de caridad dirigido por el líder espiritual de la Hermandad Musulmana Yusuf al-Qaradawi. La unión fue designada entidad terrorista por el Departamento del Tesoro estadounidense en el año 2008 basándose en sus actividades de recaudación de fondos para Hamás y las organizaciones controladas por Hamás en Cisjordania y Gaza.

Durante el pasado año, The Investigative Project on Terrorism ha ido recopilando los vínculos de Hamás con los integrantes de la caravana humanitaria encabezada por Galloway.

En marzo de 2009 él entregaba desafiante un saco de dinero directamente a un ministro de Hamás declarando que: «Por Alá, aquí tenemos un montón de dinero. Usted pensaba que éramos tacaños. No somos tacaños. Éste es el dinero que llevamos encima… os entregamos ahora 100 vehículos y todo el contenido. Y no voy a disculparme por lo que voy a decir: lo entregamos al gobierno electo de Palestina; al primer ministro Ismail Haniyeh».

Tras la caravana de enero, un medio palestino informó de que los líderes militares y políticos de Hamás estaban luchando por controlar 1 millón de dólares entregados por la caravana de las organizaciones Viva Palestina/IHH. Y la pasada semana, antes de la confrontación en el Mediterráneo, el politólogo palestino Talal Okal anunció al Christian Science Monitor que Hamás controla todo lo que entra a través de la ayuda humanitaria.

Los miembros de Hamás aparecían hasta conduciendo las ambulancias que la caravana había dejado: «Ellos quieren hacer saber que lo dominan todo, y todo lo que pasa en Gaza tiene su aprobación. De manera que si llegan estos barcos, Hamás va a recibir la ayuda y la distribuirá como quiera, entre sus partidarios y según sus políticas».

Teniendo esto presente, la preocupación israelí de que la flotilla pudiera llevar bienes que Hamás pudiera utilizar para fabricar armas y explosivos no es tan trasnochada.

En la violencia del lunes, los videos hablan por sí solos. Los militares israelíes son apaleados al llegar a la cubierta del barco por varones armados con tuberías metálicas y cuchillos entre otras armas. Uno de los militares declaró que pensó que el grupo iba a lincharlo.

Funcionarios israelíes afirman que el plan inicial consistía en utilizar armas de pintura para hacerse con el control del barco y que el equipo tenía armas de fuego que sólo utilizaría si sus vidas eran amenazadas.

Los miembros de la flotilla se habrían hecho por lo menos con un arma de fuego de un soldado, lo que contribuyó a la decisión de responder, según los militares israelíes. Los israelíes, según parece, no estaban preparados para lo que se les vino encima. Pero cualquier noción de que el barco transportaba activistas pacifistas es ridícula. Ellos quisieron la confrontación.

Según el London’s Times, una pasajera de la flotilla habría declarado a la prensa durante una escala en Chipre: «Ahora estamos a la espera de dos cosas buenas: o llegamos a Gaza, o llegamos al martirio». No era la única.

La cadena Al-Aqsa, el medio de comunicación de Hamás en Gaza, entrevistaba la pasada semana al profesor Abd Al-Fatah Nu’man. Según la traducción del Instituto de Investigación Mediática de Oriente Medio (MEMRI), Nu’man dice: «Ayer, el mando de la flota nos dijo «no vamos a permitir que los sionistas se nos aproximen, vamos a emprender la resistencia contra ellos.

¿Con qué emprenderemos la resistencia? Con uñas y dientes. Son personas deseosas de alcanzar el martirio por Alá. Tanto como desean llegar a Gaza, la otra opción es más deseable para ellos». Al parecer, tenían mucho más que uñas y dientes. Puños americanos, navajas y tirachinas son algunas de las armas encontradas a bordo y aparecen en la grabación de los ataques a los militares.

Está claro, no obstante, que los militares no eran los que buscaban heridos. La crónica de The Times indica que el pasaje de otros cinco barcos de la flotilla tenía formación en resistencia no violenta. Las fuerzas israelíes se hicieron con el control de esos barcos sin que se informara de ningún herido.

Fueron trasladados al puerto israelí de Ashdod donde los funcionarios prometen que la ayuda genuinamente humanitaria se destinará a los civiles de Gaza. Eso es lo que los funcionarios dijeron que sucedería cuando instaron a la flotilla a rendirse de forma pacífica: «El traslado de los suministros, en cumplimiento de las regulaciones del estado, se hará a través de los pasos fronterizos oficiales y bajo vuestra observación, tras lo cual podéis volver a abordar los barcos en los que llegasteis».

Compare eso con el mensaje que los integrantes de la flotilla trasladaron desde el principio. El pasaje cantó «Khaibar, Khaibar ya Yahud Jaysh Muhammed Safayood» (Jaibar, Jaibar, ¡ay judíos! ¡El Ejército de Mahoma volverá!»), la exclamación coránica del asesinato de judíos.

El cronista del Der Spiegel Christoph Schult piensa que los israelíes reaccionaron de forma exagerada, pero reconoce que los pasajeros buscaban la provocación: «Pero mientras el ejército israelí irrumpía en el barco más grande, el Mavi Marmara, los activistas que se encontraron no eran en absoluto pacifistas dóciles.

Algunos de los ‘pacifistas’ recibieron a los israelíes con barras de hierro y tirachinas. Algunos de los supuestos ‘activistas de los derechos humanos’ quitaron armas de fuego a los soldados y empezaron a disparar. No parece el aspecto de una protesta pacífica».

Hasta los israelíes y sus partidarios dudan abiertamente de que el país no cayera en una trampa — diseñada para provocar acciones israelíes que se traduzcan en más presión internacional para levantar el bloqueo a Hamás en Gaza.

Brilla por su ausencia el motivo de que haya un bloqueo a Gaza. Cuando Israel puso fin a la ocupación de Gaza mediante retirada unilateral — llegando a expulsar a su propia ciudadanía por la fuerza — Hamás respondió con más ataques terroristas y lanzando miles de proyectiles contra civiles israelíes; también secuestró a un militar israelí, Gilad Shalit, al que lleva cuatro años negándose a entregar.

Joe Klein, de Newsweek, frecuente crítico de la política israelí, observaba las causas subyacentes en una columna acerca del ataque a la flotilla: «Y el bloqueo no es total — los suministros alimentarios y humanitarios pasan a través de los israelíes, lo cual hace redundante el aspecto humanitario de la flotilla.

La verdadera finalidad de la flotilla era dramatizar las condiciones inhumanas de Gaza. Pero esas condiciones son igual de atribuibles al comportamiento de Hamás, especialmente a la luz del rechazo a liberar Shalit y negociar, como a la intransigencia de Israel.

Si yo fuera israelí — incluso un detractor de la coalición de Netanyahu — me opondría por completo a hacer concesiones a una organización tan intransigente históricamente y violenta como Hamás, en ausencia de muestras de que Hamás esté dispuesto a actuar de forma más razonable».

En el caso de aquellos que dicen querer mejorar las condiciones de vida de los palestinos en Gaza, pueden hacer cosas para poner fin al bloqueo y mejorar su calidad de vida.

Pero ello empieza con la dirección de Hamás y su convencimiento, puede que correcto, de que ganando la guerra propagandística conservan el estatus quo.

Hasta que eso cambie, las condiciones de vida no van a mejorar para los palestinos en Gaza. Lo que los organizadores de la flotilla llaman gobierno legítimo de Palestina es una banda criminal de fanáticos religiosos que no quiere ningún compromiso ni paz que reconozca la existencia del estado de Israel y que piden su destrucción. La violencia del lunes sólo va a contribuir a reforzar su radicalidad.

 

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