Rajoy se explica.

MADRID, 25 (OTR/PRESS)

La resultante informativa fue el desmentido sobre un eventual gobierno de coalición con el PSOE. En esa cuestión, inesperadamente suscitada el día anterior por el líder del PP andaluz, Javier Arenas, se han centrado las referencias a la muy esperada intervención de Mariano Rajoy ante un nutrido grupo de empresarios y banqueros deseosos de conocer de primera mano la alternativa del principal partido de la oposición a la política económica del Gobierno Zapatero.

No es que la cobertura informativa de la conferencia, pronunciada este viernes en un hotel madrileño, ignorase los contenidos de su discurso alternativo en materia económica, o las propuestas de Mariano Rajoy para salir de la crisis. Simplemente constato que todas estas referencias han merecido un tratamiento en todo caso de rango inferior al otorgado de hecho por un titular o un encabezamiento periodístico.

Prácticamente todos los titulares recogen su respuesta a la primera pregunta del presentador: ¿Aceptaría usted un gobierno de coalición con los socialistas, incluso con Zapatero?: «No, porque no creo en Zapatero ni en su política», «Un gobierno de coalición es hoy en día impensable», «Sí creo, sin embargo, en los pactos de Estado con el PSOE, a los que se podrían sumar otras fuerzas políticas».

Con todo eso se ha hecho caldo de cerebro en los corrillos de políticos y en las tertulias de periodistas. Sin embargo han quedado en un segundo plano interesantes propuestas del líder del PP en materia económica, como, por ejemplo, llevar a la Constitución el umbral máximo de déficit público, promover el acceso de las Cajas de Ahorro a los mercados del capital privado (para ganar en solvencia y capitalización), rebajar el IRPF a los trabajadores autónomos o abolir los corsés sectoriales y territoriales impuestos a las empresas en la llamada contratación colectiva.

Aunque estábamos en vísperas de la reunión del G-20 en Toronto, donde se va a debatir el asunto, también ha pasado inadvertida la frontal postura contraria de Rajoy a la eventual imposición de tasas especiales a los bancos y también sobre las transacciones financieras a escala global. Con menos razón a escala nacional, puesto que en España ya existe el llamado Fondo de Garantía de Depósitos que funciona razonablemente.

Por lo demás, el líder del PP reiteró su ya conocida hoja de ruta, que incluye un bien articulado plan de reformas. Pocas o ninguna novedad en el diseño general de su alternativa a la política económica del Gobierno. Es un elogio si nos atenemos a la propia doctrina de Rajoy sobre un bien tan escaso como la previsibilidad. «Ser previsible en estos tiempos es revolucionario», dijo, ante la mirada atenta del presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, y empresarios como Entrecanales, Sánchez Galán, Luis del Rivero y otros.

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